Luz de Motel. Los camiones duermen en el playón como elefantes dormidos. Hablamos con Mayra en la oscuridad. No puedo decir nada. Solo enumerar los hechos, evocar la belleza de esas voces comunicándose a la distancia. Nuestras vidas abriéndose a situaciones impensadas. Tuve sed todo el día. Estoy terminando las novelas de Patrick Melrose. Como el año pasado el Quinteto de Avignon. Y tal vez más adelante y dentro de poco Mi Lucha de Knausgaard. Ayer, muerto de alegría me puse a bailar alrededor de la carpa. Después puse Starless de King Crimson para escuchar el riff más impresionante de la historia (y remontarme a mis catorce años). Soñé con Cesar Valle como un director de cine (la misma melena). Filmaba un documental para exponer la mentira del cantante melódico Sabú (quién era por ello crucificado). A strange dream indeed. No he estado inspirado en este viaje aunque he vivido cosas maravillosas. Han pasado las horas sin que lo notara, con mucha ligereza, eso fue todo.
El Cadillal. El pelado (desistí llamarlo por su nombre) se fue para San Miguel ayer en la moto y me dejó la casa y los perros. Ya era de noche. Los lunes va a cuidar a su madre que tiene 90 años. Tres de los cinco perros siempre duermen adentro pero visto que el amo se fue dos de ellos pidieron dormir afuera. Me inquietó un poco pensando que morirían de frío en la noche y yo sería el culpable. Así y todo dormí. Primero cociné unos fideos con pollo, me serví una gran copa de vino y vi Happy!. Comedia negrísima desaforada y lisérgica. En uno de los episodios, en un flashback, al desagradable protagonista, cuando todavía era una persona, le regalan un libro, las historias completas de Cheever. En mi propio viaje estoy finalizando sus diarios. Pronto va a escribir sus últimas palabras. No se cuándo los empecé. ¿Francia, Patagonia, Perú? Estuve también eligiendo fotos que me pidieron para mi perfil fotográfico. Es increíble como las selfies ha igualado a todas las fotos que se repiten hasta el aburrimiento. El pelado es un personaje de aquellos. Me hace acordar a Mauricio y esa locura autodidacta. Esa locura que se educa a sí misma y se inventa un mundo. Es increíble pero funciona. De alguna manera extraña las mónadas se comunican. Los problemas aparecen en los límites cuando los espacios vitales entran en conflicto: el poder, el amor, la subsistencia. Me escribió otro personaje austríaco que encontré en Aragón el año pasado con la bicicleta. En un lugar alejado e inesperado nos cruzamos. Fue justo en un puente, lo recuerdo perfectamente. Intercambiamos palabras, nos sacamos unas fotos y continuamos viaje. Cada uno dobló en una dirección distinta. Yo iba al sur él al norte. Hace unos días me llegó un mensaje con unas fotos. Verdaderamente buenas. Le contesté y me volvió a responder con un enorme mensaje. Le pregunté por cortesía por cómo iba el verano en Europa y me hizo un informe pormenorizado mes por mes desde que comenzó la primavera.
Las imágenes de Happy! se confundieron con el sueño y el silencio del valle fuera de vacaciones y fin de semana. Como dijo Mayra y yo le porfiaba, hay aquí un problema con la basura que se encuentra por todas partes. Salí de mi motel de ruta y pronto estaba en el espinal descendiendo plácidamente a la serranía oriental. Unas estancias dispersas, un poblado pobre y casas aún más pobres. Tucumán es la transición del campo a la pobreza semi urbana. Se nota ya en los últimos poblados salteños cerca de la ruta. El encanto de la vida campesina, con todas sus limitaciones, o gracias a ellas, da paso a caseríos de chapa y ladrillos sin revocar. Ya no hay adobe que tiene otro orgullo como la piedra o la madera. El ladrillo sin revoque raspa. La Angostura está tapada de nieve. En La Paloma Nestor me espera con el fuego encendido. Los perros deambulan por el parque y yo presiento que traman algo.