Dj Malhumor sale del placard

Los regalos vienen siempre envenenados. Estaba todavía haciendo el CBC y vino mi viejo con las obras completas de Freud que me tiró por la cabeza por así decirlo. ¿Qué iba hacer ahora? ¿Decirle que prefería tocar la guitarra? No. Me conseguí una novia (mi novia legendaria) y terminé la carrera como dios manda. Una casualidad atrás de la otra. No hay más desolación que tener un título que debería arreglarlo todo y en verdad no arregla nada. Cuando creía que era el final resulta que es el principio de todo. Me decidí entonces (¿?) dar un examen para entrar a un hospital. En ese momento todos los psicólogos del país pensaron lo mismo y el día del examen nos pusieron a todos juntos en un auditorio tan grande como para que tocaran los Beatles. Me dije lo siguiente: si doy el examen me quedo y si fallo me voy. Yo quería irme pero no valía hacer trampa así que en el verano me dediqué a estudiar (sin estudiar). En esa época tenía la idea que estudiar era algo anti natural; que el conocimiento debía venir por añadidura al simplemente leer y pensar. Qué hago me dije. Durante dos meses non stop desde el primer prólogo de las obras completas me leí todos los tomos de Freud hasta la última página del último libro. Demente. Pero funcionó. Debe haber sido por el aspecto ritual supongo; por las fuerzas mágicas que desaté con tamaño desatino. Entré al hospital y me quedé. Estuvo buenísimo. En esos años hacía todo lo posible para parecer más grande de lo que era como ahora hago para parecer más joven.
Descubrí a Yo la Tengo; My Bloody Valentine y Red House Painters.
Descubrí a Yo la Tengo; My Bloody Valentine y Red House Painters. Va a durar diez años, diez años y me voy. Así fue. Ese fue un plan que tuve, no una casualidad. Aunque hubo muchas casualidades que me ayudaron. El país explotó; mi novia legendaria entró en razón y me fui de viaje a Ushuaia a visitar a un amigo. En el medio estudié Filosofía (acá no valía hacer que estudiaba). En un momento estábamos con Carolina en el Mont Juic. Era invierno en Europa pero en España menos. Había un sol celeste. No se de dónde ni cómo le dije a Carolina que yo siempre había sido un deportista lo que hizo que estallara en carcajadas como si le hubiera contado el mejor chiste ever. Era una risa contagiosa. Muy. Después nos fuimos al zoológico a ver a Copito de Nieve; el único Gorila Blanco del universo. Cuando nos acercamos a la jaula y nos pusimos a mirarlo se hechó un gran vómito. Lo merecíamos. Ahora corro maratones. Una atrás de la otra (¿me siguen no? ¿ven el pattern no?). Diez años después de recibirme pero diez años antes que ahora me convertí en psicólogo rural, me fui a vivir a una quinta y escribí un libro. Lo metí en un cajón y me fui a Montreal. Cuando le preguntaron al alpinista Reinhold Messner por qué subía montañas dijo: porque están ahí. Bueno, igualito. Montreal estaba ahí. Y ahí fui. Fue el año que estalló el pop canadiense.
Estuve en la puerta de un bar donde tocaba Arcade Fire pero no entré.
Estuve en la puerta de un bar donde tocaba Arcade Fire pero no entré. Creo que me fui a comer a la casa de Jean. En Montreal el gobierno me pagaba para que aprenda francés. Tuve una profesora de película de Denys Arcand que un día me invitó a su casa. Como no pasó nada supongo me presentó a su amigo Jean que quería practicar español (y era gay). Con Jean hablábamos de Proust, Biancciotti, Hubert Aquin y Mishima.La pasábamos muy bien. Jean era un gran partido pero eso de los penes es algo que se te da o no se te da. Me volví a Bs. As. un día que la temperatura máxima del día era -25 y Tristeza tocaba en la Sala Rossa. Unos años después estaba guiando un grupo de ingleses por la Patagonia y conocí a Chris. Chris era más simpático, divertido y mejor partido que Jean. Su madre había sido parte del MI6 y había conocido a Mick Jagger. Nos reíamos mucho. Con él, con Charles (su novio) y con Tadeus (un artista polaco que era una versión cool de mi tío Osvaldo con anteojos de marco ancho). Pero lo de los penes es algo que se te da o no se te da. Debe venir de muy antiguo; algún gen mutante del pleistoceno que aparece aquí y allá produciendo muchas veces gente brillante. Años después encontré una chica que se llama igual que mi novia legendaria. Mayra ponele. Un nombre extraño. Difícil que haya dos chicas en tu vida con ese nombre. Somos muy amigos. Ella tuvo una visión en dónde yo aparecía de la selva y la violaba. Tiene sentido. Mayra insiste que debo salir del placard y asumirme como poeta. Y en eso estoy.

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