Baila Baila Baila

El libro que más veces he regalado es de G John Berger. A veces lo olvido. A veces lo olvido por años. Por eso, solo a veces y no siempre, sí me preguntan cuál es mi libro preferido contesto G de John Berger. O contesto ¨Viernes o los limbos del Pacífico¨ de Michel Tournier. O El Vino del Estío de Ray Bradbury. Cuando se vuelve a un viejo amor se siente una mezcla de maravilla con ingratitud. ¡Cómo es que he dejado pasar todos estos años! Me viene pasando seguido. Esta semana dos veces. Primero con May I Sing with Me de Yo La Tengo. Luego John Berger. G, me llevó una vez hasta Livorno en la costa italiana donde había nacido el personaje no lejos de donde había nacido mi abuelo y con quién asociaba. Iba rumbo a otra ciudad italiana de la que nunca había escuchado el nombre pero donde esa noche tocaba David Sylvian. No fui al Tibet a ver al Dalai Lama pero estuve una noche en Prato para escuchar a David Sylvian. Todos somos hombres de fé a nuestra manera. De G recuerdo algunas imágenes que se me mezclan con los sueños y una frase que no olvidé nunca. Toda la novela para esa frase. Así son las grandes novelas. Una telaraña tejida de manera muy paciente para que el personaje en un callejón luego de haber sufrido sus peripecias se diga y nos diga: Lo importante es estar vivo. Y tenga sentido. Y no sea un clisé. Cada vez que lo olvido recuerdo a John Berger que me trae de vuelta a la vida. Ese inglés gentil con cara de bueno que vive en los Alpes. Las peregrinaciones personales. A Sils Maria donde Nietzsche vagaba por el bosque; a Bajo Belgrano donde Spinetta vivía en su retiro; a Estocolmo para tomar una cerveza con el cantante de Wannadies (u observarlo desde otra mesa). La mayoría del tiempo no estoy en mi casa. Sin embargo el que se atreve a subir las dos escaleras llegará a un pasillo largo con una especie de biblioteca baja donde se apoyan cosas y hay unos libros que dan la bienvenida al visitante. Nunca lo había notado. Lo pensé esta madrugada mientras leía a Berger después de años. No se puede ser tan poco cuidadoso con uno mismo. Nunca lo he olvidado porque está ahí en mi casa recibiendo a los visitantes y a mis amigos: Once in Europe se llama ese libro. Está allí porque es una linda edición con fotografías que dan ganas de ver y tocar. De la época del uno a uno y Amazon que traía felicidad a la puerta de nuestra casa. Bailábamos a los gritos cuando el cartero nos traía libros y cd’s. Han pasado muchos libros por ese mueble pero ese permanece. Está allí porque es el guardian. Es el hombre de sonrisa amplia que te recibe. Había otro libro que nunca faltaba y me robó mi madre. La Tierra vista desde el cielo. Más fotos para soñar. Berger en la madrugada me presenta a un poeta turco del que jamás había escuchado el nombre: Nazim Hikmet:

“If I was door
I would open for the good and shut for the wicked
If I was window a wide open window without curtains
I would bring the city into my room
If I was a word
I’d call out for the beautiful the just the true
If I was word
I would softly tell my love”

La otra gran novela organizada para decir una sola frase es de Murakami: Baila baila baila. Y despertar.
La noche entera soñé con ella.

[fbcomments]

No comments yet.

¿Tenés algo para decir?