Seamos generosos. Imaginemos una película que retome en el buen sentido, digamos como tantas veces lo hizo Kiarostami, la problemática del director en busca de su película y sus personajes; que tome lo mejor del cine oriental a la hora de componer cuadros y situaciones con múltiples participantes; que a la manera de Manuel de Oliveira sea una máquina de hallar perlas en personajes mundanos y en situaciones insólitas. Imginen que todo eso, un paraiso para el crítico y juzgado de festival sucede, ahora imaginen esa película con música romántica berreta a lo Cacho Castaña y encima no cantada por Cacho, que tiene su encanto claro, sino por aficionados y semi profesionales. Bueno, eso sucede con Aquel querido mes de agosto del portugués Miguel Gomes. No hablo de una canción, hablo del principio al fin durante 147 minutos non stop. El paraiso de algunos es el infierno de otros. Está película que tiene tantas cosas de todo ese cine mencionado tiene un final desopilante a lo Apitchapong, tal vez mi director favorito. Ahora ese ultima escena se recorta en su nitidez porque, raro, no tiene música y trata acerca de lo que escuchamos o no y es la mejor, sobre todo, porque es la última, los títulos están pasando y sabemos que descansaremos.
El lector de encerrados puede tener su recompensa sonora en la franco-canadiense Al oeste de Plutón. Tragi-comedia a lo kids de biberón simpática, ocurrente y con vocación planetaria (lo que la hace mirar al cielo y escapar a la claustrofobia de estas películas cuando se ponen serias). Boards of Canada, Dead Texan, Stars of the Lid y a volar mi amor.
Dj malhumor.
4 Lectores Comentaron
Unite a la Charlabittercaramel
por qué tan tan mimada por los organizadores???