Mogwai, Belle And Sebastian, Teenage Fanclub, bandas de Glasgow y alrededores. Estaba ahí y pensaba en ellos. Caminábamos a través de los edificios de la universidad y pensaba en canciones, ¡yo estuve acá en canciones! ¿pero en cuáles? ¿quién me habló de estos parques y de bajar en bicicleta por estas colinas? ¿dónde ví esto antes? ¿por qué es todo tan familiar? Vacaciones sin wikipedia y con los agujeros de mi memoria ventilándose. Había sol y era primavera y nos decían que el invierno había sido muy largo, muy frío y que había llovido mucho, igual que siempre. Toda la Escocia y la Europa que pisamos se quejaba del invierno interminable.
La tarde del sábado que Uruguay dejó a Corea afuera del mundial 2010 grité sus goles en un pub lleno de escoceses que hinchaban por los asiáticos. No se por qué eligieron a los coreanos. Pasé diez días de la copa del mundo en un país que no jugaba el mundial y no sabían a quién alentar, bueno si, hinchaban por cualquiera que jugara contra Inglaterra. Pero ¿cómo eligen equipo entre dos países que les queda lejísimo? Un rato antes del partido, habíamos hecho un picnic y leído The Guardian en el Jardín Botánico, cada nota de su suplemento cultural hipster y alterno la recuerdo como un cuento que te lo cuentan de chico. Leer en papel de diario sobre cosas que no sabías que existían. Creo que aprendí más de los diarios que de los libros. En la sección deportiva analizaban el partido del día siguiente contra los alemanes. Los ingleses estaban seguro que les ganaban, mis amigos escoceses y yo decíamos que era jodido. Al otro día perdieron, lo vi en un pub del centro, tomando Guinnes tirada y gritando los goles alemanes como si los hiciera Tévez.
Pero antes, ese sábado después de la alegría uruguaya, me encontré con ella y caminamos por esos parques: sol, calorcito, verde, estabamos en una canción de Belle and Sebastian de los primeros discos, es más, nos cruzábamos las tapas de todos sus discos, en vivo y en directo.
En algún momento llegamos a un callejón. Hasta ahí nos llevó una de las guías gratuitas de actividades del fin de semana que avisaba de un festival multidisciplinario con cosas pasando a la vez en varios escenarios de la ciudad. Sobre las paredes de ladrillo del callejón había carteles con la programación del día y advertencias sobre los peligros de beber en la vía pública. Puestitos de ropa, de chucherías, gente que ponía aros, un festival que era como un Festival Buen Dia pero sin sponsors y en un callejón. Chicas y chicos con actitud de «acá se inventó el indie», Isobel Campbells de la mano de Stuart Braithwaites, chicas de tapa de discos que parecen inventados por Pitchfork para mantener el sitio actualizado, chicos que llegaban con bolsas llenas de botellas de cerveza de diez marcas diferentes compradas en el super de la vuelta. ¡Que grossos los supers del primer mundo, amigos!, hasta el mas modesto, el equivalente del Día o el Eki, tenía un par de docenas de opciones de birras: europeas, americanas, asiáticas ¡y encima más baratas que a la vuelta de mi casa! cosas de la inflación…
Mirabamos los puestitos todos amontonados, y nos preguntabamos donde estaría el escenario, había un pop distorsionado que sonaba muy bien llegando de algún lado pero la marea de gente no nos dejaba ir rápido a buscarlo. Después de meternos en otras dos callecitas encontramos de donde venía la música, había una banda en una carpa o más bien era una banda debajo de un gazebo que tocaba las canciones más alegres del mundo. En la primera mirada eran tres quinceañeras y el amigo grande que ya terminó la escuela que no se decide a cuál levantarse pero les pone fichas a todas. Después de un minuto de escucharlos ya los veías más grandes, más como si fueran universitarios a punto de dejar. Futuristic Retro Champions, la mejor banda del planeta para un sábado a la tarde de primavera tocando en un callejón de Glasgow. Fueron solo 15 minutos de euforia pop, pero de esos 15 minutos que te duran años.
txt, fotos, video: J. Pérez