Un guionista argentino suelto en Hollywood

Siempre es bueno cruzarse con gente talentosa. En especial, con la que demuestra que la inquietud y las ganas de hacer, contra viento y marea, son las bases de su propia existencia. Gente que hace que uno se plantee las búsquedas propias, pero, sobre todo, que recuerde lo esencial que es no contentarse nunca, no sentir que uno llegó a su techo, sino seguir en la búsqueda constante de logros. Sergio Maza, un prolifero guionista argentino, es parte de ese grupo selecto de luchadores. Uno de los incansables, alguien a seguir con atención, cuya obra audiovisual tiene impacto a nivel nacional e internacional.
Pude comprobar el afán de perfeccionamiento de Maza al presenciar un curso que dio sobre estructuras de Hollywood, en el que con ideas muy claras sobre los mecanismos que hacen mover a la meca del cine, también demostraba cómo esas ideas se podían adaptar a otros medios, países y modelos de producción. Poco tiempo atrás tuve la oportunidad de dialogar con él sobre sus pulsiones principales, ya que se podría decir que es una persona muy reservada, a que no le gusta la exposición mediática. Pensar su carrera sirve para pensar cómo el arte se encuentra con el entretenimiento, en busca de una instancia superadora, por eso estas palabras.
Tras estudiar guion en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC), Sergio Maza comenzó su carrera profesional escribiendo para algunos de los canales más importantes de Argentina y Costa Rica, además de haberse involucrado en algunos documentales para el mercado local y el español, llegando inclusive a dirigir una escuela de Cine, la popular “Film College” porteña. Entre sus trabajos más reconocidos, colaboró en “Sorpresa y Media”, “Un cortado, Historias de café”, “De la cama al living” y “Cara Vemos”, donde sus guiones siempre resaltaron por su excelencia y originalidad. Sin embargo, y esto es el meollo de la cuestión, la Ciencia Ficción es su género favorito, sin dudas el más complicado a la hora de trasladar a la pantalla que sea, grande o chica, a menos de que se trate de trabajos minimalistas, que no son el eje principal de la obra de Maza.
Bien podríamos decir que ese interés en la Ciencia Ficción es el que elevó su búsqueda a una situación superadora, sirviendo de puntapié inicial para “Tierra de Guionistas”, una productora en la que profesionales de diferentes disciplinas pueden combinar talentos y saberes para producir guiones audiovisuales con calidad artística y potencial económico. La misión primordial de la productora es tratar de iniciar proyectos de calidad, partiendo de guiones que puedan sustentarse tanto desde el mercado Argentino como el hollywoodense, o el mundial. Sí alguien le pregunta, Sergio Maza no duda en afirmar que desea marcar una diferencia a la hora de diseñar guiones cinematográficos por encargo, algo sin duda positivo: así es como se llega a la excelencia, ejercitando el músculo indicado, en este caso, la escritura.
Un par de par de años atrás, Maza concretó su punto de partida al escribir una trilogía de ciencia ficción que, innegablemente, tienen pertenencia al universo hollywoodense, ya desde su concepción inicial. Eso fue lo que, de manera inevitable, lo llevó a crear una estructura en la cual poder desarrollarse. Entonces, “Tierra de Guionistas”, productora creada con la ayuda de inversores argentinos, formando una organización única en nuestro país, un modelo a imitar, a nivel local e internacional, que se ubica un paso adelante de muchos de los profesionales de su camada.
¿Por qué toda esa deferencia? Porque su propia concepción así lo indica: el primer desafío de “Tierra de Guionistas” fue la escritura de tres proyectos para el mercado de Hollywood, con dos de ellos ya terminados. El primero es una ambiciosa trilogía de ciencia ficción, con influencias que van de la saga “Star Wars” a las novelas de Ray Bradbury. El segundo, es una historia de animación para niños llamada “Superflies”, donde el humor bien podría ser la cuarta dimensión que se le sumaría al 3D que se sugiere como modo de realización. Y el tercer proyecto, actualmente en una versión casi final, es una historia de amor en un futuro cercano, sobre la incapacidad de amar. Las sinopsis comerciales de estos proyectos hablan no sólo del talento de Maza, sino de su amplitud artística, pero sobre todo de una forma de entender el cine, en la que el atractivo comercial forma parte esencial.
Todo esto nos lleva, inevitablemente, a la cuestión económica. Si dinero, un guion no puede transformarse en más que eso. El ejemplo más cercano es “Tiembla Lucy”, un guion de Maza que está pronto a producirse, una road movie en la cordillera de los Andes –puntualmente en Mendoza, su provincia natal-, en la que se las arregla para desarrollar con sólo cuatro personajes una fábula de proporciones bíblicas, con elementos fantásticos que la acercan al universo de David Lynch. “Tiembla Lucy” está cercana a la concreción, postergada por la necesidad de inversiones que ayuden a completar el presupuesto total que la película necesita. Sin embargo, lo que inicialmente se iba a realizar en escenarios naturales, gracias a la tecnología actual terminará siendo algo más sanamente ambicioso, ya que la totalidad de la película será en estudio. La mayoría de sus escenarios exteriores serán digitales, trabajando con un grupo de animadores que buscarán reproducir el modelo de filmación de películas como “Sin City” o “300”. Lo dicho, un proceso sanamente ambicioso, que será dirigido por Mauricio Diaz. Si bien el cine de género es muy popular, es el que desafortunadamente resulta más complicado de hacer, como sucede con la Ciencia Ficción: los presupuestos suelen ser muy elevados, lo que hace que sea difíciles de producirse aquí en Argentina, debido a las limitaciones de nuestra industria. Pero los tiempos están cambiando.
Maza también ha colaborado leyendo guiones para festivales norteamericanos, una experiencia que él señala como interesante e enriquecedora, que no sólo le permitió saciar su curiosidad en cuanto a comprobar el nivel de los guiones que se producen en los Estados Unidos, sino que además podía comprobar cuáles eran los intereses de los productores, qué proyectos podían ser más viales y por qué. Todo suma, todo es aprendizaje cuando uno tiene una meta puntual.
En lo personal, creo que no hay nada más interesante que indagar sobre las metodologías de trabajo ajenas, los mecanismos que llevan a alguien a concretar proyectos, plasmar ideas. A la hora de sentarse a escribir, lo que mejor le funciona a Sergio es el “prueba y error”: el punto de partida es una idea, un concepto que comienza a abrir diferentes puertas hasta encontrar los elementos adecuados, esos que el propio material va señalando. Lejos de preocuparse por el vértigo que a muchos escritores les ocasiona la página en blanco, el problema de Maza es el de encontrar el tiempo para poder registrar sus conceptos, ideas e historias, ya que considera esencial el trabajo de reescritura y corrección, claves a la hora de buscar la excelencia, sin lugar a duda.
Imponente, Hollywood es el destino donde se agolpan miles de proyectos, buscando realización. Sin embargo, es evidente que la escena industrial actual está viviendo cierta crisis temática, gobernada por remakes y adaptaciones de cómics o programas televisivos. Los proyectos originales se transforman cada vez más en rarezas, mientras que la propia industria busca el talento en otros países, con el fin de importarlo a su propio terreno, tal cual sucedía años atrás, en épocas doradas. Por eso, no es extraño que Hollywood sea el Norte magnético de varios guionistas.
Y allí está nuestro propio Sergio Maza, entusiasmado con los proyectos que ha emprendido, ansioso por ver hasta dónde llegará con esta nueva aventura, y deseoso de poder marcar una nueva tendencia, un nuevo rumbo en los procesos de la escritura audiovisual. Ambiciones que sólo pueden buscarse a fuerza de trabajo puro y duro. Esperemos que lo logre.

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