He aquí una película no banal; profundamente humana y profunda. ¡Cuanto cuesta decir estás palabras! Un documental hecho con actores que pusieron el cuerpo a las voces de los verdaderos protagonistas. Un recurso que de tan sencillo parece obvio y sin embargo no lo es. Se trata de reconstruir la vida de una dramaturga proveniente de la clase más postergada de la Inglaterra de Thatcher que terminó tan malamente como había vivido. Pero no se trata de ningún artista maldito en el sentido en que estamos acostumbrados. No se trata de la maldición del genio, se trata de la maldición que produce la miseria. Lo que empieza como la historia de una madre se mueve hacia los hijos y nietos; no podía ser de otro modo en una auténtica tragedia que se mueve siempre a través de las generaciones. Sin perder de vista a Andrea Dunbar, de ella se trata, el foco se va desplazando hacia otros lados, hacia los actores secundarios, hacia los espectadores involuntarios que no pudieron escapar la gran ola de infelicidad que arrastraba todo. Un film brillante y sereno frente a tanta histeria y aburrimiento vendido como alguna clase de pensamiento.
Santiago B.