Parece que «Walker» es como llaman a los escorts de damas millonarias, aburridas de no tener casi contacto con sus maridos, ávidas de vida social, té canasta y compras ostentosas. Schrader se mete dentro de ese mundillo disfrazado de Woody Harrelson, para decir que sí, es una mierda. Big news.
Woody, hijo de un fallecido miembro de esa «realeza», disfruta mucho de acompañar a sus amigas cogotudas en sus tareas sociales, sin intuir que, obviamente, le darían la espalda en cualquier situación áspera. Ahí es cuando aparece un cadáver.
Lo único interesante de estos aburridísimos 108 minutos -poco trabajados, poco interesantes- es que a los cinco minutos nos enteramos que Woody usa peluquín, evidenciando que la fachada es lo único que importa. De ahí en más, el resto, no hace más que girar sobre el mismo punto. Para colmo, la trama policial se resuelve con una corrida y dos charlas donde «lo que se dice no se verbaliza». No pierdan el tiempo con esta peli. Recuerden que lo último interesante que hizo Schrader fue, más o menos, Mishima. ¿Me equivoco mucho?