El momento culminante del show (uno de ellos en verdad porque el show tiene muchos picos como la danza de las botellas en la cabeza o el solo de arpa a lo Eddie Van Halen) es un gaucho en camisa sin mangas con las boleadoras en llamas y la música de la guerras de las galaxias. Después está el negro gracioso y jodón y está también la mulata del cuerpo monumental que siempre saca a bailar un chino. Es el concepto de la fiesta de casamiento llevado a la esfera pública del turismo. ¡A batir esas palmas! O al revés. Los casamientos; los cumpleaños de quince, las reuniones de egresados y las despedidas de soltero no son más que versiones menores de algún show que alguna vez sucedió. Es el momento en que me levantó de la mesa y voy al baño que queda bien al fondo del salón y entonces respiro. Es el momento en que Dexter sale y mata. Eso me gusta de Dexter a pesar de la trama alargada a través de los años. Su lucha por convertirse en una persona normal es el tratar de aguantar y quedarse en la fiesta. Celebrar con todos los demás. Pertenecer a la sociedad de los hombres. No puede y el que no puede queda del lado salvaje. La tarde siguiente a la ¨cena show¨ me fui corriendo hasta Paraguay. El guía local había hecho la siguiente presentación: ¨es un país pequeño y muy corrupto sin salida al mar que arruinamos los brasileños juntos con los argentinos y uruguayos en una guerra infame hace mucho tiempo¨. Hace unos meses estuve en Asunción y los titulares del día decían ¨la educación paraguaya entre las peores cinco del mundo¨. Al parecer una encuesta internacional la situaba 177 entre 180 países. Estamos bien. Cuando crucé a Puerto Iguazú el titular de Pagina 12 decía: ¨No habrá democracia hasta que seamos todos iguales ante la ley¨. No Cristina, no habrá democracia. También me dio mucha risa. En Ciudad del Este me compré un celular con pantalla de colores para parecer una persona respetable. El encuentro del río Iguazú con el Paraná y las tres fronteras tiene algo de irreal. La claridad de los sueños. Basta que me digan que no hay que hacerlo para que quiera ir y entonces empecé a correr de noche hacia la frontera. No pasó nada peró. En Buenos Aires nos esperaba el tango cena show. Dexter, oh Dexter. En un momento pensé que bailarían hasta el final de los tiempos y que no pararían de hacer piruetas; poner cara de pasión y el bandoneón chan chan. Siguiendo las siete leyes de Erick/Dominique Chopra traté de no juzgar y me dije que tal vez en Londres existe una Beatles Cena Show y todo el mundo la pasa fenómeno y el guía local que es un amargo piensa que no terminarán de cantar nunca y que si escucha otro Love love me do se suicida allí mismo. En Buenos Aires me dieron una cama King size y dormí a horas extrañas. Soñé (viví realmente) que se apagaba la realidad y yo quedaba en una ciudad oscura. Desperté alunado y me fui a ver Looper a la calle Lavalle. Como una remake de 12 monos. La película va y viene, es complicada y al gran Bruce se lo nota cansado. Así y todo es el cine que nos gusta. Una gran línea: ¨me es muy difícil recordar porque el pasado está sucediendo todo el tiempo¨. Cito de memoria, ergo, me equivoco. Dj malhumor.

[fbcomments]

No comments yet.

¿Tenés algo para decir?