La Angostura. Tuve un sueño muy largo que duró varios días. La presencia de Jonny, el esposo de mi hermana en la otra habitación me impide escribir. Son sueños extraños, despierto a mitad de la noche, trato de reconocer dónde estoy y continúo leyendo un libraco gigante, una saga de la guerra contra las drogas. En el segundo volumen, el Señor de los Cielos, el gran antagonista del protagonista, su ballena blanca, dice: más fácil lidiar con todo el ejercito de un cartel que con la propia familia. En efecto esta ha sido la tarea de mi año. No ha andado bien. Ayer nubes como batallones pasaban descargando agua fría y dura. Salí de todos modos, hice los cinco kilómetros hasta el pueblo y me refugié en la pileta transpirando largos y mala energía. Es el año de los distintos terrenos y carreras: el trail, la maratón, el triatlón.

Desperté perturbado por los incendios en el Amazonas. Continué un poco la novela que se está convirtiendo en un ensueño y me dormí. Escuché que llegó Jonny y soñé con Luis Sandrini (cf Google). Era un sueño con su interpretación, como capas de ideas. Pensaba, en el sueño, que soñaba de tanto en tanto con él. Él como mi maestro. De golpe estaba en una ciudad musulmana con recovecos. El país tal vez fuera Marruecos. Pensaba que algo tenía que ver la película francesa de anoche. Al despertar recordé aquellas películas francesas tan famosas que veíamos con Mayra: La mujer del peluquero, La maté porque era mía. Como las películas de Peter Greenaway en la misma época. Tan difícil pensar que esos directores eran populares. El sueño era un regreso por una ciudad difícil, un escape, como en la novela de los narcos y como escapando del fuego también por un camino en el bosque en Villa La Angostura. El que ese bosque siguiera intacto apaciguaba mi tristeza un poco, me daba esperanzas por los incendios. En un momento hacíamos cola en una fábrica de pastas (había más personas en nuestro grupo). Un personaje enseñaba a jugar al dominó y Sandrini me enseña a producir un molde para un fósil de una flor. Volvíamos más tarde a ese lugar a robar unos libros. Huíamos por las calles desiertas de la ciudad musulmana. Al día siguiente yo tenía que buscar una vieja camioneta F100 y llevarla por esos pasillos. Esas proezas que solo ocurren en sueños. Unos caballos debían seguirme hasta la casa del juez Raffo. Más alto de lo que era y muy seguro de sí mismo. En un momento escucho el comentario de que el ministro de economía había sido rechazado por la Mercedes Benz por incompetente. Yo hacía el comentario que el hermano de Analí, sin muchas luces, sí había pasado el examen.

Más sueños profundos con una travesía cruzando al pie de un volcán. No había acción, era más bien todo mental y teórico. Al volcán lo veía en un mapa y después como en 3D. Pasaron muchas más cosas que estuvieron frescas mientras me desperezaba pero ahora han desaparecido.

Mindhunter. Brillante. Cómo insidiosamente la vida personal de los investigadores se va metiendo en sus investigaciones. Charles Manson que grita: soy su proyección, soy el mal que ustedes llevan dentro, los asesinos son sus hijos no los míos. Miedo. Dos Ep’s de Radio Dept nuevos esta mañana. La libertad luego de la labor realizada, la charla después de la paciencia de esperar el momento para hablar.

Desde ayer que no para de llover. Son cerca de las ocho de la mañana y todavía está oscuro. Soñé que me analizaba y trabajaba con Luis, un compañero de la escuela primaria. Era guía y se trataba de una empresa. Era empleado de otras personas. Dormía en un barco bastante precario. Tenía que organizar excursiones y transfers. En el mismo lugar que trabajaba me analizaba. Un consultorio elegante y muy antiguo. En la última sesión antes de despertar ayudaba a mi analista, una mujer grande de rasgos indígenas, a correr las butacas y el escritorio. Era la segunda sesión y yo veía que los muebles estaban dispuestos como para que yo me tire en un diván cosa que no me animé a hacer. La lluvia estuvo presente durante todo el sueño y no me dejó dormir.

Fui dejando yoes por el camino este año. Uno quedó en Arequipa, otro en Putre, otro quedó en Bolivia y otro en Jujuy. Otro quedó acampado en ese camino solitario entre Salta y Tucumán. Otro quedó en Buenos Airess. Otro quedó en el Ferry a Colonia, otro en la terminal de Rocha en la madrugada de un domingo. Me fui diseminando. Hay una palabra que me dijo el negro que se usa en artes plásticas para indicar la difusión de un color. Era una palabra específica y técnica que le dijo Violeta y que ya olvidé. Esa es la palabra. Estuvieron todos los encuentros con Mayra. La caminata en Salta, el encuentro al final de la carrera en Tafí del Valle. Su carita llegando en el catamarán a Bahia Manzano. Si me esfuerzo un poco me puedo ir hasta allí arriba del cerro Bayo el día que fuimos a esquiar. Hubo un poco de nubes bajas que pasaron como barcos. Fue un día soleado y sin viento.

Continué el sueño de la noche anterior. Trabajaba para Douglas Tompkins que aún estaba vivo y lo ayudaba a seducir una joven. No me gustaba nada la situación. Después me daba cuenta que no podía ser porque él estaba muerto. Había una mujer, Rosario, a quien yo debía reportar. Ahora pienso que es una mujer con la que yo trabajé en otra estancia hotel. Yo tenía mi propio grupo dentro de un grupo mayor. Eran de Perú, humildes en su actitud, unas chicas y chicos con rasgos indígenas. Estábamos en Rio de Janeiro pero también era el Tigre. Antes jugamos un partido (tal vez futbol) y ganábamos. Yo les deba un discurso motivacional a los turistas/deportistas.. Ahora debíamos jugar contra Brasil y Colombia. No teníamos chances y ahí terminaba mi motivación. Luego en el sueño íbamos a pasar el día a una isla y después a comer pastas. Yo hacía un plan pero después Rosario me lo cambiaba sin decirme. Mis turistas ahora ya no eran los peruanos dóciles sino otros de otro nivel social (aunque eran los mismos) y protestaban por el cambio. Desperté cuando subíamos a unos lanchones de madera que eran un diseño del sueño inspirado en las lanchas colectivas de Tigre. Un chico enorme muy gordo subía y debía tener cuidado donde se ponía para no dar vuelta la lancha. Otros pasajeros se llevaban ropa para correr en la isla. Me molestaba un poco pero comprendía.

Continué el sueño en la tercera noche. Era un sábado. El domingo a la mañana me despertaba una llamada. Yo estaba en una casa extraña, un departamento. Había una pantalla empotrada en la puerta y se veía un video de música latina. Sonaba el teléfono. Era para mí. De parte de Encerrados Afuera me decía la mujer sin rostro que me daba el aparato. ¿Te enteraste que murió Becco? Un compañero de la secundaria que se parecía a Enrique Symms o el chavo Fucks. Me pone contento decía. Después hablaba con Daniel, mi mejor amigo de la primaria. A él le contaba el sueño como si hubiera sido mi día anterior. Estaba con el pelado cuñado de Mayra, planeábamos ir al cine en Navarro donde había un teatro/cine donde daban una película de Suar. La película se llama incluso Suar contra algo (como Kiss contra los fantasmas). Era idea del pelado y yo no sabía como decirle que no. El pelado puede ser el cliente/amigo de Jonny que llegó ayer. Hablaba con Daniel (dos Daniel en un solo sueño) le contaba lo que había hecho y medio le echaba en cara que si me hubiera llamado podríamos haber ido al cine acá en el centro. En verdad el sueño eran esas ideas sobre qué hacer un sábado estando solo con el pelado. Las ideas se transformaban en imágenes y acción. El cine en Navarro y estar en Navarro arriba de un colectivo cruzando un puente y un tren que venía a lo lejos. Una quinta nevada y la dueña hablando de eso. Un centro comercial y un colectivo en la puerta cerrado donde yo había dejado cosas.

Volví del pueblo bajo las estrellas. La temperatura bajo cero. Seco. Oscuro. Hermoso. Un poco borracho. En el negocio de equipo de montaña de ese personaje Alejandro (como Beavis le dijo a Butthead una vez: todo lo que necesitamos está en este negocio) se hizo un brindis para despedir al equipo que se va a correr a las islas Fiji. Comí empanadas y tomé cerveza roja non stop. Le mandamos a Jonny unas fotos para que se ponga celoso. Una vez cuando viví en la casa de Leloir brindamos con Pájaro y su futura esposa sobre un futuro en la Patagonia organizando viajes y aventuras. No resultó pero aquí estoy solo en el Sur. En verdad si lo pienso el brindis era según mis deseos y no el de ellos. Nunca nos volvimos a ver. La casa vacía. Metí las compras en la heladera y me serví un whisky de mala calidad. Apenas un whisky. Un mal poema no es un poema dijo alguien. Un mal whisky no es un whisky. Pero no, estoy contento. Puse Radio Dept. Subí un tweet: Radio Dept y Gallardo un solo corazón. Me puse a ver el final de John Wick 3. Ver películas como único programa es la imagen del fracaso. Ver John Wick en una casa vacía con tu amor es un triunfo. Quiero que esta noche dure 50 horas. Radio Dept es el Norte. Mis noches en Montreal descubriendo un mundo, siendo aquel que yo podía llegar a ser. Darcy, mi amigo canadiense, cada tanto tiene algún trabajo para mí y me siento como si fuera un asesino a sueldo.

Durante el día recobré fragmentos de otros sueños. Estaba en Francia., Clemond Ferrand. En el mapa era una gran extensión verde. En el terreno un espacio minúsculo, una plaza donde debía haber un bosque. Fue un día sin una nube. Las cumbres nevadas con un blanco prístino.

Continúa el sueño. En Rusia con Benedicto, en un tren con unos mafiosos.

El viernes por la noche hablé con Cesar y le conté de Tucumán y los perros. Un doberman me destrozó la bolsa de dormir de plumas y una mochila. Es difícil discutir con un doberman le dije. Los dobermans del sueño me dijo él. Sí eso. Pensaba en ello hoy mientras corría al borde de la ruta. Cesar sabe de mí. Alguien que me ha mirado y mira con detenimiento como si fuera un texto a descifrar o un acertijo, tal vez un signo en su propia vida. Lo de los perros, entre ellos un Doberman, que me destrozaron el equipo es verdad y no un sueño. La realidad real. El sueño de los dobermans es un sueño soñado hace muchos años y escrito y charlado con él y Caro cuando nos emborrachábamos por las noches (apenas) y escuchábamos música y contábamos historias hasta que la noche comenzaba convertirse en el día. Soñé que unos perros doberman me llevaban a la superficie del mar soñando ellos que eran delfines. Todo estaba bien mientras los perros no despertaran de su sueño.
Un día prístino, las montañas muy nítidas, más que de costumbre, el aire muy frío. Feliz. Me fui soltando y llegué a un ritmo intenso. Al regresar me preparé una ensalada y me puse a ver el documental sobre Harrison esperando el partido. Una vida inspirada.

Desperté a medianoche angustiado por mis ahorros. ¿Es así? Terminé de ver la película de Harrison. Hacia tiempo que no sentía el haber estado dormido hasta aquí, haber estado perdiendo el tiempo cuando creía lo contrario, siendo tan descuidado, dejar pasar tantas cosas, llenando mi estómago de pan y alcohol para anestesiarme. Ahora que recuerdo mejor fue un repiqueteo como de lluvia el que me despertó y después mientras veía el film viento. Miré el windguru y dice que está sereno y despejado. Fue una presencia entonces. Estoy triste aunque no desesperado. Siento una energía de cambio e incertidumbre grande.

El quinto día consecutivo el sueño continuó. Estaba en una ciudad desconocida que después se transformó en un lugar en Chile. Estaba con una pareja también desconocida, una chica atractiva y cariñosa. En un momento ella saltó a abrazarme y por un segundo pude verla; era y no era Valeria del Hospital (tantos años después, más de veinte, digo Valeria y se de quién hablo). Estábamos en una fundación. Era una casa reciclada con mucho gusto y recursos, Una galería de arte con un shop. Era una fundación privada. El director, un hombre joven con barba nos explicaba. Cuando estaba por decir que en Argentina eso sería muy criticado un grupo de hippies comenzaron a hacer un piquete en la puerta. Eran los típicos mochileros argentinos. El director que ahora era un joven atractivo y alto me hablaba. Yo le hablaba de mi tratando de interesarlo para un posible trabajo. El hace un gesto de que está interesado pero cuando estamos por concretar algo las protestas se intensifican. En un momento el tipo ofrece regalarme su chaleco (un chaleco de traje muy moderno y elegante). Le digo que no gracias. El tipo empieza a flirtear conmigo. Yo trato de seducirlo con respecto al trabajo. Es allí que Valeria salta y me abraza. Ahora pienso que Valeria no era la mujer y que mi pareja seguía allí anónima y mirando. En verdad el director y Valeria pertenecían a un mundo que me llamaba. Al mismo tiempo yo hablaba de mí e insistía. El me preguntaba sí podíamos tener una entrevista en enero (surge el nombre de la ciudad de Mar del Plata). Le digo que viajo mucho, que estaré con NAT GEO. Hace un gesto de estar impresionado pero algo lo distrae y se va a su escritorio que yo veo desde lejos. Mi impulso es de seguir insistiendo para concretar algo, a que me tenga en cuenta. Tengo algunos dolores físicos en el sueño que se condicen con mi fatiga en el brazo por la natación, la alergia y un tirón en el aductor desde hace días. Es de madrugada.

Ayer volví de esquiar contento. Así y todo en dos minutos había tratado mal a mis padres y a Mayra. Algo no está bien. Mayra me escribe mensajes amorosos. Más tarde se recuerda que hoy, hace cinco años, nos veíamos por primera vez.

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