Crimson Gold, Jafar Panahi.

Cine iraní sin niños ni película dentro de otra película o director que no puede filmar su película. Este Panahi es un gran director más allá de gustos y, como en su anterior El círculo, presenta una obra que avanza paso a paso, precisa y uno diría, de forma incontrovertible. Empieza donde termina y como los pasos de una demostración, desde el crimen consumado (asalto, asesinato y suicidio) a las causas y de allí al crimen nuevamente, vemos exponerse ante nosotros la construcción de esa demostración que es el crimen y muertes finales. Por una decisión que no es casual, solamente depués de unos minutos es que sabemos que el tiempo no va hacia el futuro sino que fue hacia el pasado, en una rueda que, como en El circulo, parece destinada a persistir en su transcurrir siempre igual a sí misma. El peligro del cine social (para ponerle un nombre odioso) es su esquematismo; eludido aquí por el talento del director y una actuación y construcción del personaje principal memorable. Encima es entretenida y con un aparte homenaje a La fiesta inolvidable, claro que en el cine de Panahi, en general, los perdedores no tienen finales felices.

santiago b.

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