La elegí por el nombre. El miércoles a la noche nada me llamaba mucho la atención, y si bien había un par que hubiera visto con agrado por segunda vez, aposté a que esta me iba a sacar un par de risas. Y así fué, hasta lancé alguna carcajada también. Cuando empezó me asusté, la presentaba la Escuela de Cine de Chile ¿no era esa alta casa de estudios la que apoyaba también a los weones que hicieron Manuel de Ribera? Mi primer experiencia con el cine trasandino en este festival había sido olvidable ¿cachai?, no quería que me pase otra vez.
Es un fin de semana de locos, o esa es la idea que tiene Javier, un weón patético pero querible; un nerd que desprecia por igual a los rockeros, los góticos y los hiphoperos con los que se cruza a lo largo del film.
El Javier va a estar solo en la casa y se la quiere pasar en la cama con una chica que acaba de conocer, no es un spoiler decir que sus planes se van a frustrar enseguida, por algo le dicen «el precocito».
«Te creís» está contada con pocas escenas, algunas se hacen largas, algunas están mejor resueltas que otras, pero en todas hay ideas rescatables y buenos personajes. Con 25 Watts aprendimos que la fauna joven es muy parecida del otro lado del Río de la Plata, con esta peli descubrimos las similitudes que hay del otro lado de los Andes. Hay gags memorables, como la discusión de Javier con un tipo en un bar sobre quién es más loser, o la torpeza de Javier al intentar levantarse a la chica de sus sueños (que mire y aprenda Fuguet como se hace una buena escena de levante, que ni con la actriz chilena más linda que vimos en años sumado a Fade Into You de Mazzy Star logra hacerlo).
Ah, una revelación: ¡Jay y Silent Bob ahora son chilenos! Fijensé sino en los pibes que le roban el discman al pobre Javier.
J. Pérez