song writing business

El tiempo que hace que nos escucho a los Pixies es más o menos el tiempo que no hablo con mi hermano. Mucho tiempo, demasiado. Nos encerrabamos en el departamento y hacíamos pogo. Cosa de muchachos. Lo que pude dejarle a mi hermano. Saltar para dejar energía por ahí. Los discos eran principalmente Doolittle (vinilo); Bossanova (compacto), Trompe le Monde (compacto). Surfer Rosa era demasiado abstracto. Diez años casi sin saltar de esa manera y sin hablar con mi hermano (casi). Me doy cuenta que otra cronología sería decir que ya no escucho ni vinilos ni compactos y que allí quedo una parte de mi vida. ¿Qué idea de autodestrucción nos lleva a olvidar en un cajón a alquien que nos dió tanta felicidad? Cuando se separaron me acuerdo que me enojé. Pensé algo así como que era la culpa del gordo Francis. El era el autodestructivo no yo. Compré un par de sus discos solistas incluso. Como seguíamos hablando de pavadas con mi hermano; pero ya no era lo mismo. En el 2004 fui a parar a Montreal y por allí pasaron los Pixies pero las entradas se agotaron en un segundo. No hubiera ido porque salían unos 40 dolares y por 10 podía ver Mum. Una mariconada. Seguía enojado.
Ayer llovía como lo hace desde la semana pasada. Pedaleaba junto al río Rhin y aunque no lo crean hay barro y bosque y terminé sucio como hacia tiempo. Armé la carpa solo de toda soledad. Podría estar junto a un arroyo en Uruguay; pero no, es el Rhin. Hoy festejo que estoy llegando de vuelta y me veo una película. LoudQuietLoud (una película sobre los Pixies dice el subtítulo). Di clic y no pude parar hasta que la batería dijo basta y me dejó en silencio.
Son gente normal decíamos con mi hermano como gran comentario. Los Pixies eran gente normal haciendo las canciones más fabulosas que existían. Nosotros éramos gente normal, ergo…tatatata. Mi hermano escribe canciones pero no resultó tan corriente al final. Es difícil serlo. Eramos neuróticos comunes y corrientes. Para ser normal hay que tener agallas me parece ahora. Que emoción me dió ver a Kim Deal mucho más real que cualquier personaje de Comida, Nafta y Alojamiento.. O a ese baterista sacado de quién sabe dónde. La película documenta la gira de regreso del 2004 que los llevó por Canadá, Europa y EE.UU. Estuve allí y los dejé pasar. Como tantas cosas. Bossanova era mi disco antídoto al polo matinal; a esa pesadez que me arrastraba algunas mañanas. Creo que mi copia la compré en Checoslovaquia; un país que ya no existe. Es extraño el éxito post morten de los Pixies. No es el regreso de los Pistols. Una temporalidad extraña. Vuelven porque habían llegado muy temprano. La paciencia. Es una película también (básicamente) sobre la incomunicación. Cuatro soledades en un cuarto; cuatro mundos en un cuarto y que no se tocan.
Le preguntan a Charles (Frank Black) si van a sacar otro disco. «Les muestro a las mellizas algunas cosas; como para que sepan que sigo en el negocio de escribir canciones» responde.

Dj malhumor

PD: la película me fue pasada por mi gran dealer que la había obtenido en un blog que desconocía con este nombre más que sugerente: sexandthebici.blogspot.com

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