Tengo un trastorno del sueño. Una mañana me levanté y tenía estática en mi cabeza. Ruido que se fue y volvió. Ruido blanco. Duermo en horas extrañas y las noches se hacen largas. Una de esas noches, una de las primeras, un poco desesperado en una habitación alemana donde años atrás recibí noticias que me transformaron en otra persona traté de seguir con mi libro de John Balville y entonces leí que otro desesperado, aunque no todavía loco, le suplicaba al médico que le proporcionara algo para dormir. El médico le contesta: tal vez le ha llegado el tiempo de estar despierto. El libro no me había impresionado hasta el momento, seguía leyendo por un impulso; y entonces llegó la frase, como si esa hubiera sido su única tarea, el mensaje secreto de Banville para mí. Entonces todo cambio y me llegó una especie de paz que me duró por meses. En verdad me gustan las noches largas. En verdad me gusta despertarme en medio de la noche. Me gusta ese estar medio desencajado, entre mundos. Me despierto, no es temprano, no es tarde, y no me vuelvo a dormir hasta que caigo muerto. Vivo boleado. No tengo nada me dicen los médicos. Justo cuando veo a Dr. House todas las noches, me toca meterme en una de esas máquinas de 2001 Odisea espacial. ¿Ya lo habían notado no? Los pacientes de Dr. House cuando entran en el tomógrafo regresan al útero y vuelven a nacer. La historia se vuelve a escribir. Tengo la casa inundada con fotos de mi cerebro que voy colgando en los cuartos.
Dj malhumor.