Si te digo «comedia anarquista» y «Monty Python» seguro que comprás. Eso me dijo el catálogo sobre esta peli. Y compré. Ahora no vengo a pedir que me devuelvan el dinero, pero si a rezongar que por lo menos me hubieran hecho un descuento. No es que estos dos anzuelos marketineros no estén presentes. Podemos hablar de anarquía si de repente los personajes interrumpen lo que están haciendo y se ponen a cantar. Podemos decir que tal o cuál chiste es «muy monty python». Podemos meter las humoradas sobre las grandes corporaciones en cualquiera de los dos rubros y hasta podemos celebrar los primeros 15 minutos de película como una excelente sátira sobre el mundo del cine independiente. ¿Y después? Algunos buenos gags, algún dardo certero al mundo de la tv y un relato que avanza con prisa y un par de pausas. Y mucho que ya creí haber visto y oído. Ojalá me hubiera reído en los otros 90 minutos como me reí en los primeros 15.

Jota Pérez

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