(REPORTA DESDE CANNES, MARCELO ALDERETE, CRONISTA CABULERO)
Inevitablemente, llegó el final de esta edición del festival de Cannes. Solo quedan unas horas para la premiación y varias funciones en donde uno puede ponerse al día con los títulos que no pudo ver de la Competencia Oficial. En mi caso, en un rato voy a tener la posibilidad de ver You Ain’t Seen Nothing Yet, el film de Alain Resnais, que tuvo opiniones divididas y, más tarde, In the Fog, del ruso Sergei Loznitza, que acaba de ganar el premio Fipresci. Entonces, si bien todavía quedan un par de crónicas sobre el festival (ayer hubo una gran medianoche con la remake de Maniac), ya es hora de empezar con los balances, y qué mejor manera que aventurar lo que puede llegar a ocurrir con el Palmarés cannino. O mejor dicho, cómo nos gustaría que sea la cosa. en la Selección Oficial de este año en el que los grandes nombres cumplieron, los directores de segunda línea (no tanto de talento, sino de nombres) no estuvieron a la altura y los descubrimientos no existieron. Cada vez más, el festival apuesta por viejos conocidos de la casa. Y por lo tanto, sólo es cuestión que esos nombres estén en un buen momento como para que el festival cumpla con su cuota de calidad. Pero sobre esto hablaremos más adelante. Vayamos a nuestros pronosticos, que son más bien espresiones de deseo. Dejando de lado los títulos dichos anteriormente, de lo que vimos, la premiación no debería salir de estos nombres (ordenados según me indica mi -casi siempre- caprichoso gusto):
-In Another Country, de Hong Sang-soo: Una gran comedia de, quizás, el mejor (y más prolifico) director del momento. El hecho de que se trate de una comedia, debería ser motivo suficiente para su premiación, sin embargo, en los festivales esto suele funcionar al revés.
-Like Someone in Love, de Abbas Kiarostami: Con su obra anterior, Kiarostami encontró un nuevo camino para su cine. Esta película demuestra que ese camino era el correcto y que, sin dudas, Kiarostami es uno de los maestros del cine contemporaneo.
-Holy Motors, de Leos Carax: La sorpresa del festival. El retorno triunfal del ex- enfant terrible del cine francés. Una película sublime por momentos, caprichosa, estúpida y graciosa y, a veces, hasta todo eso en la misma escena. Lo dicho, la sorpresa del festival. Y la mejor película francesa en la Competencia Oficial.
-Cosmopolis, de David Cronenberg. Otro director que parece incapaz de realizar una película mala. Ampliaremos pronto sobre esta pelicula.
-Moonrise Kingdom, de Wes Anderson: A pesar de que mi primera reacción fue un poco desilusionante, quizás porque uno espera siempre mucho de Anderson (aunque también espera más de lo mismo). Un nuevo visionado aumentó sus méritos. Sería un lindo momento ver a la troupe de Anderson subir al escenario, casi repitiendo aquella escena de The Life Aquatic with Steve Sissou.
-Amour, de Michael Haneke: Una obra terrible y humana de un viejo abonado de la casa (quien acostumbra a ser terrible, pero no muy humano). Película que por otra parte, y para no extendernos en demasía, tiene asegurado su estreno comercial en Argentina.
En fin, especulaciones sobre lo que podría llegar a ser. Esperemos que Moretti y sus secuaces se comporten de la mejor manera posible y nos den una alegría final.
Esto se acaba señores y sñioras. Nos vemos en un rato.