¿Qué le pasó a Paul Auster?
Las casualidades de las bibliotecas pusieron en mis manos el último, o uno de los últimos libros del gran Paul, Viajes por Scriptorium. No estoy segura porque le perdí la pisada. Finalmente me animé y me dije, tal vez volvió. Supongo que como para muchos, leer la Trilogía de New York, fue, en aquellos días no solo un placer lleno de alegría y asombro sino una especie de revelación. Era posible escribir así de lindo y fácil, era posible volver misteriosa una ciudad por donde caminan millones, era posible escribir, sencillamente escribir. Después llegó para mi esa otra revelación, La invención de la soledad. Era posible de las cenizas de la propia historia , de sus partes borradas, hacer poesía. Queríamos tanto a Paul. Hubo otros grandes libros claro, por ejemplo aquel que inspiró a Dean Wareham de Luna para nombrar a su sello, El palacio de la luna. Como no íbamos a estar contentas si nuestro artista favorito lee los mismos libros. Esa es mi pequeña cronología. Y después pasó algo. Nos alejamos. Yo de Paul y él de mí. Lo que antes era un subtexto sutil Paul lo puso directamente en el título, así escribió libros que se llaman Creía que mi padre era Dios o La historia de mi máquina de escribir. Porque soy prejuicioza no leería esos libros. No los voy a leer nunca creo. Debo confesar que empecé a escuchar, aquí y allá, que algo le pasaba a Paul. No quería leer libros malos, mucho menos, principalmente, no quería leer un libro malo de Paul Auster. Quería quedarme con las imágenes de Smoke. Algunos dicen que fue justamente el cine el que lo perdió. O lo que lo llevó a otros lados. No lo se. La verdad que yo soy agradecida. No reniego de mi pasado, de las personas que me hicieron feliz. Como esos pibes que esconden los discos viejos porque les da vergüenza. Como esos escritorcitos que desprecian ahora a Cortazar o a Sábato como si no hubieran sido importantes en nuestras vidas. Hubo gente, músicos sobre todo, que no se avergüenzan de su pasado y encontraron en cosas viejas las cosas que les gustaban, y las recrearon, les dieron valor y las hicieron nuevas. Sobran los ejemplos.
Igual es distinto con Paul. Los libros viejos de Auster son perfectos. Este último que leí es malo. Es malo porque no es tan malo. Porque parece un ejercicio de taller literario. Porque parece escrito por alguien que asistió a las conferencias del Malba. Paul fue a la conferencia de un tal Auster y escribió este libro aburrido y obvio. El escritor asolado por sus fantasmas. Ay! Parece escrito por alguien que sale de un infierno de drogas y se contenta con llenar las páginas, correctamente. ¿Está saliendo Paul de un infierno que yo desconozco?
Para colmo de males termino de leer Perro Callejero de Martin Amis. Otro escritor que por alguna razón dejé de leer con la devoción primera. Ese arrogante. No la gentileza de Paul. Y sin embargo el arrogante es lúcido. Y también su tema es la vejez, el ocaso y la escritura. Pero el arrogante no está chocho. Que se yo. Este Paul Auster me hace acordar a Hal Hartley, otro nuyorkino que perdió el rumbo. Y al que queremos tanto. Parece que Hal se reencontró en la última peli. Tal vez Paul, en el futuro…Avisen.
Miss Mundo
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