Cuando fui a buscar entradas no había mucho para elegir, los grandes éxitos del prime time ya estaban agotados. Las que quería ver las pasaban en el medio de la tarde, justo en el momento en el que no puedo salir del laburo ni excavando un túnel. Así, con un panorama desalentador, extrañando épocas de freelancer o subocupado, aposté por la menos arriesgada y menos experimental de las cinco que había disponibles en la franja horaria que tenía para disfrutar de buen cine independiente. Y me clavé otra vez como un gil, no aprendo más. No solo me tocó la peli más intrascendente del festival, además ligué el público más preocupado por trascender los límites de su butaca del Bafici. ¡Parecía que todos se habían tragado un parlante! Antes de empezar, chicas que contaban lo genial de sus vacaciones brasileñas a los gritos y muchachotes que se quejaban de la oferta culinaria del Abasto. Después, dos jovencitas en lo que sería su primer festival que comentaban lo fuerte que estaba cada uno de los personajes y se escandalizaban con ah buenos a la hora de la aparición de la primer teta en pantalla, del otro lado dos señoritas con pinta de tener ya una decena de baficis adentro que se escandalizaba igual y agregaba carcajaditas nerviosas. Y eso que todavía no les conté de la pareja que desobedecía la consigna del Hoyts de despochoclerizarse y se pochoclerizaba con un pororó crujiente y explosivo mientras rasguñaban y rasguñaban la bolsa. Y mientras tanto tratabamos de ver una de uno que se hacía el Rohmer, uno que se hacía el francés cul y mostraba como al pasar la vida de siete francesitos clase media que viven un verano de lo más embolante, pero que por alguna razón que no se ve en el film es inolvidable. Bueno, uno se levanta a la que se parece un poco a Julie Delpy, pero nada más, no se la levanta laburando mucho ni sufriendo horrores ni peleando contra sus siete ex novios, se la levanta porque cuando empieza la peli uno ve que -como diría mi vieja- «hacen linda pareja». Y todo así, todo el tiempo esa sensación de esta ya la vi y no la quiero volver a ver. Pero uno no aprende más y va y la ve otra vez.

J. Pérez

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2 Lectores Comentaron

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  1. Jota on 14 abril, 2011
    No tan a ciegas, leí algo por ahí, vi el trailer, el afiche está bien, pensé que iba a ser algo liviano pero no tan liviano como para ser inexistente...
    J.
  2. encerradosafuera on 14 abril, 2011
    Eso me pasaba cuando era chiquito! Digamos en el bafici 3. Ir a ciegas es un suicidio.

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