El mejor policial del fest, y esto sin desmedro de Johnny To. Un policial serio, que no está ahí para hacernos reír o mostrar la destreza en el manejo del arma o de la cámara sino para enfrentarnos a los abismos de crímenes y policías. Y además, un policial infrecuente, ya que -tal como se anuncia en el texto que funciona como prólogo- el caso queda sin resolver. El eje entonces se desplaza desde el clásico «quién es el asesino» a la sociedad coreana toda, la dictadura de la década del ochenta como telón de fondo, la policía torturadora y represiva, el policía enfrentado al infierno de su tarea. Si fuera una serie de Sony, sería una más, pero resulta que así es una obra maestra. Los 129 minutos pasan volando. Ah, y no abusa de la truculencia, ni de la sangre, ni de los cadáveres, ni de los golpes bajos. Como los buenos policiales. Aprendan, yanquis.