No me gusta hablar mal de películas nacionales. Pero odio cuando me engañan. Odio cuando te inflan las cosas hasta la estratósfera menemista y después te das cuenta que, desgraciadamente, te están vendiendo el aire que allí tanto escasea.
Es cierto que en el catálogo advierten que es una película distinta, un poco teatral, con una búsqueda innovadora. Pero la verdad, amigos, a mi me resulto una pérdida de tiempo. Ni más ni menos. Dormir fue la solución más a mano, sin «aceptar ese desafío» que la película propone, según dijeron en el Sin Aliento. Si me vas a aproponer un desafío, llevame a algún lado. Sino, avisá.
Un puñado de diálogos superficiales que pretenden esconder lo que se quiere decir, con mucha torpeza, no es mi idea de diversión. Porque ya desde el vamos es lo que sucede aquí. La peli está dividida en tres viñetas. En la primera, un chico y una chica, amigos de la infancia, boludean por ahí. A ella le gusta él y parece que es correspondida. Ahora, ¿cómo nos enteramos de qué es lo que siente ella? Porque cuando se queda sola un ratito ensaya lo que le quiere decir al pibe. O sea, NOS DICE qué es lo que siente. Toda la pretendida sutileza acaba de desaparecer de golpe. Y sin raccord…
Quizás a usted, amable lector, estos «experimentos modernos» le resulten necesarios, simpáticos, útiles. Quizás le agradecería la inclusión dentro de la grilla al programador responsable. Yo me quedo con un sólo reproche, a mí mismo: porqué no deje Luego para verla… luego.

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3 Lectores Comentaron

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  1. Pablo on 12 abril, 2008
    tenés razón, patricia. no puedo decir que no me lo advirtieron entrelíneas en catálogos y demases. sin embargo, tenía ganas de que sea algo... ¿bueno, al menos?
  2. youth on 12 abril, 2008
    ja!....Gracias por la buena onda de señalar pelis que no hay que ver!!...jeje!....Entrentenida crítica la de usted, señor!
  3. Patricia Salvador on 12 abril, 2008
    solo a ustedes se le ocurre ver ESO

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