Leí el libro de Martin Amis con ese título hace bastante tiempo; alguién diría que mucho tiempo, pero ya no me asustan esa cantidad de años. Creo. La historia la recuerdo entre brumas; recuerdo un Londres algo misterioso, una mujer llamada Mary y un pobre chap. La palabra chap la escuché varias veces desde que llegué a Inglaterra y me gusta; poor chap. Siempre pensé que si algún joven autor argentino describiera Buenos Aires del modo que Amis describió su ciudad sería un gran escritor y yo viviría en un mejor lugar. Puede ser que estuviera equivocado y solo fuera mi deficiente comprensión del inglés lo que me hiciera creer eso. Eran los tiempos en que creía que me podía educar leyendo en cualquier idioma y a toda costa. Ahora mi inglés es un poco mejor; pasé de entender poco a entender justo lo contrario. No se a cuantos libros debo haber empeorado por la insuficiente comprensión. Me consuelo con haber mejorado algunos otros. Así es con todo supongo. Ahora vine a dar a un barrio muy cerca de London Fields lo que tomé como un buen signo. Por supuesto que estar en Londres se puede tomar en sí como un buen signo. Pero nunca se sabe. La amiga de un amigo me dejó su cuarto y en su biblioteca está el libro de Murakami que empecé a leer a principio del viaje y que debí dejar porque el pdf estaba corrupto. El perro se muerde la cola y cuando termine los seis cuentos de After de Quake deberé volver. Para darme un poco más de tiempo empecé a leer el libro de Miranda July que es delicioso y que también está entre los tesoros de este mundo privado. Me dejaron también una bicicleta lo que hace mi estadía más que ideal. Enfilé para Londons Fiels entonces. Es un parque claro y en una punta hay muchos bares y locales con onda; podría ser Palermo pero la gente es mucho más guarra y no es un barrio a donde tu mamá iría de compras. En un momento encontré un canal y me encontré pedaleando y pedaleando por kilómetros junto a barcos donde vive gente, patos, cisnes y más bares donde uno quisiera componer una canción o escribir una novela o algo. La música apropiada para la ocasión aparece de improviso; un inmejorable grandes éxitos de David Holmes y el disco de Beach Fossils que si no son suecos deberían serlo. Son de Brooklyn; no importa; mi idea del pop hoy en día viene de Suecia o Canadá, sea donde sea que se lo haga.
David Holmes es música para el movimiento; casi me pongo a saltar en un puente donde había parado a sacar fotos. Hay que seguir dice la música. Anduve por los canales como si fuera por otra ciudad y después salí al aire libre. Ya no hay disquerías me dije. Antes se encontraban en cada barrio y yo las buscaba con desesperación. Ahora la música viene conmigo. Después me puse a pensar que la última vez que estuve por acá era el final de esa época. Esa época ya no era aquella época pero todavía estaba mezclada con esta que es en la que vivo. Perdí algunos amigos, gané otros. Fui perdido también a mí vez supongo. Y encontrado, por qué no. Aprovecho para escribir una frase que me gusta mucho: todos somos el tonto de alguien. O algo así, se entiende, más o menos. Después llegaron los días de andar en bicicleta junto al río.
Dj malhumor.
2 Lectores Comentaron
Unite a la CharlaQué lindo London Fields, fui ahí después del libro de Amis también. Estuve un ratito.
Hacía un frío!
Me permito invitarte:
http://www.unaradio.com.ar/c/programas/alegria-sueca
Tu blog está superbuenísimo, soy recién llegada.
L
fernando.