Esta película se parece mucho más a la idea preconcebida que yo tenía de Raúl Ruiz que a las películas mismas que el filmó en los últimos años y con las que veníamos deleintándonos. Sus últimas comedias son deliciosas y punzantes, nos tienen todo el tiempo con la sonrisa en la boca y el cerebro que saca chispas. Antes de ver alguna película de este chileno radicado en Francia desde hace años yo tenía una idea equivocada. Mi prejuicio me hablaba de un sudamericano en Paris. Me imaginaba historias más o menos pintorescas, llevadas a cabo a través del tiempo, con una pizca siempre de realismo mágico. Me imaginaba que se yo, las películas de Solanas de los ochentas (como Sur por ejemplo). Pero no, por suerte era prejuicio nada más. Pero yo no se que pasó con esta última. Es una película grave en vez de ligera, sin humor aunque lo intente, con personajes que se desdibujan aunque todo el tiempo nos dicen que son extraordinarios. Ruiz se caracterizaba para mí por lo acertado de todos los detalles y pequeñas observaciones, sin embargo aquí nos encontramos con chilenos de acento francés, franceses que parecen la idea de un francés y no un francés mismo. Hay también la intención de retratar toda la vida de un personaje y porque no la historia de un siglo. Demasiado. Una película bien hecha sin duda, pero sin todo ese encanto al que nos había mal acostumbrado.
Miss Mundo