Me desperté en un estado mental Larry David. Me di cuenta cuando desayunaba tarareando la musiquita del programa. Supongo que habrá sido el hecho de cruzarme con ese actor Chávez en Palermo, el de Un Oso Rojo. Y con ese otro, Aute, que resultó ser el tipo que me crucé en un hotel de mil dólares la noche mientras esperaba a un chino parecido a Jackie Chan. En un momento tenía que hacer tiempo y me meto en un bar en Quintana y Callao y abro el diario y estaba el tipo que había visto en el lobby. Había una foto sentado en un sillón de esos que te hacen sentir importante y un epígrafe que decía ¨En otra vida debo haber sido argentino¨. Yo también habría querido ser argentino si me reciben en un hotel de mil dólares la noche. Pero en otra vida, si le damos unos años al karma, la Argentina no existía y era solo una inmensa pampa poblada de leones y tigres. Lo miré a Chávez y casi le digo a vos te conozco y el tipo me miró (un gesto de humanidad) y ahí me di cuenta quién era y le dije al chino; es un actor famoso y el chino ahí nomás le sacó una foto. Larry David se encuentra gente todo el tiempo como si la vida fuera una película y la calle un escenario a cielo abierto. Por qué no también nosotros?
A veces me encuentro en un Wittgenstein State of Mind. Es cuando quisiera abandonar el mundo y convertirme en jardinero de un convento. Pero para ser genuino debería primero pelear en una guerra como voluntario; escribir un tratado lógico filósofico y llevar a occidente a los límites del lenguaje. Creo que va a quedar para más adelante.
En verdad el chino con el que pasé el día es de Hong Kong y me contó una linda historia de cuando Macao, que era una colonia portuguesa, volvió a ser China, como le pasó después a Hong Kong. Una semana antes de la anexión el que sería el nuevo jefe de policía juntó en un restaurant a los jefes de las distintas familias mafiosas de la ciudad. Les explicó lo que ya sabían, que en una semana Macao sería China y le pidió que tomaran sus cosas y se las tomaran; otramente serían ejecutados en la calle no más los vieran, sin preguntar y sin anestesia. Los más sabios se fueron para Tailandia, Filipinas, Malasia y demás. En la semana que siguió, como prometió, liquidó a unos diez que no le creyeron; a sangre fría y en plena calle. Ahí nomás le pregunté si conocía a Johnny To. No lo conocía pero conocía a Wong Kar Wai. Le dije que Happy Together era la película más importante del nuevo cine argentino pero no pareció impresionarlo mucho el comentario.

dj malhumor.

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