La recta infinita

En un momento la música se puso extraña y compleja. Un poco compleja es verdad, pero no tanto. Por un momento parecía un disco de Invisible que nunca había escuchado. Pero sabía que no podía ser y no podía imaginar quién sería. I´m not a gun. John Tejada y Takeshi Nishimoto. Los pastos se veían amarillos. Un austríaco hijo de músicos y un japonés lo que ya sobra. Cuando por fin llegó el desierto y las dunas Mazzy Star en esas coincidencias que te hacen un creyente. La arena volaba sobre la ruta. Ayer hice una recta de 80 km non stop. En un momento un río; que ya no está, se llevó el camino. Hacia atrás la sierra y los zorros. Hay muchas horas que se fueron no sé cómo. Antes la había visto; a la recta. Parecía dibujada por extraterrestres. A John Tejada lo sigo desde hace años. Muchas veces no lo entiendo, otras veces me salva las papas cuando quiero pasar música en alguna fiesta o bar patagónico. Llegué a una reserva provincial y salí a caminar. También perdí la consciencia y llegué a una quebrada lúgubre. No todo en la naturaleza es soleado. Me invitaron a navegar los ríos Dulce y Salado y comí un chivito recién sacrificado. Dormí en un quincho con un murciélago de compañero. Se supo comportar. Música a borrar del Ipod: Yes, Tom Petty y Hours de David Bowie. Chat Van Gaalen y un b sides de Mountain Goats demasiado ruidoso y de entrecasa. Al atardecer Fade de Yo la Tengo. Un condor voló a la altura de mi cabeza. Esa noche dormí en un santuario rodeado de negocios, bolichitos y una pista de karting para los nenes. Cuando me levanté no supe si había dormido, tenido fiebre o simplemente soñado.
Dj malhumor

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