Las dos veces que entré a Suiza en este viaje llovía. Primero por el Noroeste, ahora desde el Sur. Siempre la lluvia y el fresco. No es que me queje, tan solo busco una frase decente para empezar y que justifique la foto. Después de todo son las nubes y el agua las que produjerone esa luz. Todo es nítido por acá. El valle, las colinas, el campo sembrado, la ciudad, los frutales; allá la autopista, por acá la ruta secundaria, un poco más allá las bicisendas. Me acerco a una ciudad que tiene el nombre de un alemán que conocí hace un tiempo. En los años ochenta, cuando todavía existía el comunismo y Duran Duran, el pibe era camionero. Me contó una vez que para atravezar Albania rumbo a Turquía lo hacian custodiados y de noche opara que nadie los viera. Mi paso por Suiza es más o menos parecido; al menos sin sol. En dos días cruzo el país de Sur a Norte. Duermo en el bosque y la comida la compré en Francia. Nadie sabe que existo, como en la canción de Calamaro.
Dj malhumor