Un día de estos, un artículo en Nature firmado por un equipo de científicos coreanos, chinos o daneses nos dirá que la voz percibida está directamente conectada con cierta región del cerebro que a su vez regula determinadas respuestas emocionales. Sabremos así por qué algunas voces nos llegan al alma. Estudios subsiguientes incluso nos dirán por qué a algunos sí y algunos no. Por qué algunas voces nos hablan y otras nos parecen un llanto. Un equipo chileno de investigación residente en Pucón analizará estos hallazgos y los cruzará con las reflexiones clásicas acerca de lo bello, resolviendo el problema filosófico del relativismo estético, a saber: la voz hermosa es un producto de la evolución.
Todo para decir que, contra todo pronóstico, aunque las canciones de Elbow son teatrales y sobrecargadas me transportan (a una tarde que recorrí Stuttgart en bicicleta por ejemplo) y no solo eso, transforman mi mundo por el tiempo que duran, hasta que seguramente me canso, y como un niño encerrado en su habitación, busco hacer otra cosa. Todo para decir que las canciones de Radiohead, llenas de dramatismo y verdad, contra todo pronóstico también, cuando todo indica que debería entenderlas sin pensar, no es así y la mayoría de las veces me dejan indiferente, en el mismo sitio y un poco cansado de escuchar a otro niño llorando en el patio de al lado.
Algunos protestarán que la belleza del mundo no puede ser fruto del azar y que la ciencia está hecha por almas muertas. Otros, en cambio, imaginarán paisajes extraños parecidos a cuadros vistos en algún libro de arte moderno de cuando el hombre no había aparecido y sentirán un escalofrío. Imaginarán la belleza inusitada (ni siquiera la belleza había sido inventada) de aquel primer día en que el primer hombre apareció. Después, un primer día también, ese hombre habló y entonces comenzó todo. Porque antes de todo, incluso que las canciones y sus significados, hay una pura voz que nos lleva a algún lugar que desconocemos.
Dj malhumor