Un tandem involuntario que salió muy bien. La primera es otra de esas pelis que podría estar fuera del festival, lo cual no es un insulto, al contrario. La historia del secuestro de Aldo Moro, el líder de la democracia cristiana italiana, que revolucionó a toda la sociedad tana en 1978. Pero contada desde los secuestradores, más bien desde una de ellos, con sus dudas y pesares, con sus recuerdos de la lucha antifascista, con sus medios de estar convirtiéndose en aquello que más odia. En fin, peli redondita, bastante bien resuelta. La otra, Bologna Centrale, es uno de esos especímenes inclasificables que si no se viera en el festival no se vería en ningún lado: una suerte de docu íntimo, una combinación de fotos y vistas de una Bologna desierta junto con el audio del relato del viaje iniciático del director, francés él, que conoció al mismo tiempo la ciudad, el amor, el sexo y el clima de agitación de la época. Casualmente, la época era precisamente la del secuestro de Aldo Moro, y así este mediometraje funciona perfectamente como lado B de Good morning night. La persectiva del secuestrador se combina con la perspectiva íntima del visitante que no puede dejar de notar cómo muta la ciudad, sus habitantes, su forma de vivir. Interesante.

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