Lo de Barraza es digno de aplaudir. Un músico argentino que a pesar de tener un pasado de esos olvidables, vergonzosos y hasta explotables desde un punto de vista comercial, sigue la senda que en algun momento decidió tomar: el tortuoso camino del cantautor maldito, del iluminado condenado a no ser reconocido en su época. En resumen: el deseo de todo músico que se precie.
Todas mis noches es un disco de esos que incomodan a quien lo escuche con atención. Plagado de descarnadas autorreferencias, con imágenes tan bellas como espantosas, con canciones que parecen coquetear de forma inconsciente con esa gran deuda que tienen los verdaderos cantautores para con la historia: la composición de la canción perfecta. Lo de Barraza es lo más cercano que tenemos a ella por estos lares.
Es imposible escuchar una sola vez el track que abre la placa, Un puñado de canciones tristes: la función repeat se transforma en una verdadera tentación. Ya desde la primer escucha se desprenden de Barraza una firmísima presencia, determinada por una voz que posee los matices más salvajes de Nick Cave a los arrullos mejor susurrados por Nick Drake. La guitarra utilizada como una voz, creando un contrapunto tan interesante como novedoso (sí, novedoso es la palabra, y me atengo a las consecuencias de su uso por mi parte). Y la dicción, un elemento vital en muchos intérpretes, tristemente pasada por alto por la mayoría de los cantantes nacionales. La forma en que pronuncia, arrastra y desarma las palabras, las letras, le da una terrible ventaja frente a cantautores como Francisco Bochatón, el cual resulta un referente lejano –aunque el más cercano de la escena local- a la hora de situar al autor de Muerdelabios, lo más parecido a un hit, obviamente incluido en este álbum.
Barraza crea climas de una incomparable intimidad (Mis ojos describen su silueta, Madrugada, Visceral), para deshacerlos en un tris, sin avisar, sorprendiendo tanto a quien lo escucha como a quienes lo acompañan.
Lo realmente elogiable de este disco es la facilidad con la que se pasa de tema a tema; es una verdadera clase de cómo ordenar un puñado de canciones, creando una armonía total entre aquellos climas íntimos con dos o tres explosiones sonoras (sí, las hay, y parecen puñaladas asestadas por ciegos: nacen de un sentimiento enceguecedor, están cargadas de ira y atacan a diestra y siniestra, buscando un objetivo, buscando a quien herir).
Por desgracia, para muchos de sus fans, este disco será el que transforme a Barraza en una cara –o una voz- conocida. De aquí a la Rolling Stone, hay un solo paso. A todos ellos les deseamos que se lo tomen con calma, el venderse es una etapa necesaria en muchas discografías. Eso sí, dudamos que este autor pierda esa cualidad de cantautor maldito, por que no es una condición a la que se llegue: cantautor maldito se nace.

Txt: Andrés Rosbosch

En pocas palabras: Cómo sonar extranjero en tu tierra. Referencias a Camus incluidas.
Recomendado si te gusta: Nick Drake, The madcap laugh de Syd Barret, The Boatman´s Call de Nick Cave.
Para escuchar: Solo, condenadamente solo.
Dijo Victor: ¿A quién le ganó este? Llamaron los ´70 y piden que les devuelva la pose…
Linkología: http://www.fernandobarraza.com.ar

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