En la bahía de las águilas

Esta mañana fuimos al barco. Benedicto trepó al mástil para ajustar unas cuerdas mientras yo observaba el nido de la águilas que iban y venían. Anoche fumamos un poco de hierba en la playa. Estaba muy sereno y cálido para la hora que era. Nos fuimos cuando empezó a refrescar. Salí a hacer unas compras en bicicleta y descubrí partes del área desconocidas. Muchas casas victorianas de madera; garajes repletos de cosas como en las películas. Volví a salir. No se mueve una hoja. El agua quieta. Los gaviotines planean sobre la superficie y de tanto en tanto se zambullen. Benedicto me pide que le ate cosas que se ha olvidado a la cuerda. El alemán putea en varios idiomas mientras yo me río. ¨Es el peor día que podríamos haber elegido para hacer esto¨. Ahora las dos águilas cruzaron el brazo y se posaron sobre una piedra cerca de la orilla. Se van a quedar allí un tiempo. Benedicto me pide que le suba un destornillador. Me lo pide en una mezcla de varios idiomas hasta que nos ponemos de acuerdo qué es exactamente cuando lo alzo con la mano y se lo muestro. Durante la tarde subí a la casa y vi una película coreana. Antes traje una caja de cervezas en el caño de la bicicleta. Miramos la previsión del tiempo varias veces al día y hacemos planes. La casa de Bob, hermosa, con un gran ventanal a la bahía, espaciosa y llena de luz está atiborrada de cosas. Libros, papeles, en la cocina las revistas acumuladas que reciben cada semana forman una columna en equilibrio precario. Nos invita a comer pescado. Al entrar se siente un olor muy fuerte, como de queso roquefort elevado al cubo. Nos dice que no está seguro que la salsa de cangrejos que compró esté en buen estado. Es la invitación más rara que he tenido en mi vida. Comemos igual (todos menos la esposa, Helen, una arquitecta risueña que dice que no se anima). Hay un buen vino blanco de California que ayuda. El águila pescadora y su nido están en la tapa del diario local de Wareham. El mismo nombre que el cantante de Luna. Dean Wareham, como Dean Wareham, como Neil Halstead de Slowdive y Mojave 3 son dos de mis grandes compañeros desde hace veinte años; ellos son mis Beatles.Neil Halstead de Slowdive y Mojave 3 son dos de mis grandes compañeros desde hace veinte años; ellos son mis Beatles. Desde nuestra ventana se pueden ver llegar e ir las tormentas. Ahora hay neblina y la otra costa está desapareciendo. Benedicto dice que no vamos a hacer locuras, que si no se puede no se puede, iremos al Norte lo más que podamos y si se pone malo, llenamos el barco de comida y agua y enfilamos hacia las islas Azores en el Atlántico y después Portugal. Me gustaría llegar allí en el comienzo de verano. No está mal encarar hacia Groenlandia y terminar en Portugal. La otra tarde salimos a navegar por primera vez y por la noche soñé que había domesticado a un lobo. Era una especie de husky pero más grande y colorado (con todo el vientre era claro), un animal extraño y grande pero que se tiraba para que lo acaricie como si fuera un cachorro. Es lo primero que recuerdo después de tres noches de soñar mucho, dormir profundo y no recordar nada. Hace muchos años vi a Luna en un bar en Hoboken. Cuando llegamos al bar unas horas antes del show ya no había más entradas. Con Sergio entramos mientras probaban sonido y el manager que nos dio su tarjeta (la tengo por ahí, decía We design everything) nos puso en la lista de invitados. Dean entró con una guitarra a cuestas y la puso en el piso. Nos acercamos y le dimos la mano. Wareham.

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