Sigo cayendo en el truco: me compran con una ruta. Veo la ruta y sonrío. Si viene acompañada por canción alegórica, como Piedra y camino, mejor.
Algún angelito debe estar cuidándome que vi tres argentinas y todavía no puteo. Es más, estoy contenta. El ambulante es el lo que Carlos Sorín hubiera querido hacer y nunca logrará: una auténtica historia mínima en un pueblito perdido, con una alegría y un humor simplón difíciles de igualar. Sé que contado así suena mal, pero está bien.
El ambulante sigue a Daniel Burmeister, un «cineasta artesanal», como él se define, que anda por los pueblitos del interior con un Dodge destartalado y una cámara de vhs, haciendo películas con los habitantes de los pueblos como actores. Repite siempre los mismos cuatro o cinco guiones, en un tono de picaresca costumbrista; pide a cambio alojamiento y comida, todo de lo más humilde. Y es feliz, y sus actores-técnicos-asistentes son felices. Después la película se estrena, él cobra cinco pesos la entrada y se va a empezar de nuevo al pueblo de al lado. Los directores del documental, que lograron invisibilizarse notoriamente, permiten que hasta a nosotros, espectadores de la ciudad, se nos contagie la risa.
Maravillosas son, por ejemplo, la escena del casting, o aquella en la que se improvisa un travelling con unos chicos arrastrando una frazada. Suena ñoño. Está buenísimo.

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5 Lectores Comentaron

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  1. Anonymous on 20 abril, 2010
    Buenísimo!!!!!!!!!!Se ganaron el Premio
  2. Anonymous on 14 abril, 2010
    che que copado que ellos mismos digan imperdible,y los b...........lo publiquen,buenisimooooo.
  3. Cristian Baigorria on 14 abril, 2010
    Es, sin dudas, lo mejor del 12º BAFICI... Aguante El ambulante!!
  4. Los directores on 14 abril, 2010
    Este comentario ha sido eliminado por el autor.
  5. Anonymous on 11 abril, 2010
    una huevada.

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