De genios y giles

El otro día se planteó una discusión muy simpática entre los conductores de Pink Moon Radio: uno contaba una película y el otro le recriminaba, con humor, que siempre que lo hacía llegaba hasta el primer plot point, hasta el momento en que se arma la trama principal, se plantea la intriga inicial, comienza a entramarse la historia. El retrueque era que al otro le interesaba más contar quiénes actuaban y desde ahí establecer coordenadas temáticas y/o estilísticas. Lo bueno del asunto es que, quizás sin buscarlo, estaban planteando un poco algunos de los caminos elegidos por la crítica cinematográfica actual. Si bien hay muchas formas de entender y encarar la crítica, yo -que no soy crítico, que nunca lo quise ser, ni lo sería, más allá de que eventualmente escriba sobre películas, música o televisión y hasta cobre por hacerlo (magramente, sólo por la mera literalidad del término)- siempre dividí de manera mental el escribir sobre cine en esos dos grandes grupos: la reseña previa al visionado del lector / potencial espectador, y el texto de análisis de la obra en cuestión, ese que piensa, destripa, vivisecciona la película, la critica (la amplía, la potencia, la continúa, la destruye, etc.). Después aparecen todas las posibilidades que están en el medio de ambas opciones: su combinación, sus medias tintas, blablá. Finalmente, hay gente que sabe desplegar una u otra opción, y gente que, de manera deliberada, se encarga concretamente de cagarla. Y sí, toda mi introducción gira alrededor de un caso puntual que me resultó indignante: el «Caso Forn Vs. Rodríguez».,.
Unos días atrás, el gil -no puede, no debe ser tratado de otra forma- de Juan Forn -«escritor, traductor y asesor literario argentino», reza Santa Wikipedia- escribió, en su multitemática columna de los viernes, una nota sobre Sixto Rodriguez, un músico relativamente poco conocido. Sí, el compositor de Sugar Man, esa canción perfecta, revivida por David Holmes diez años atrás. Sí, Rodriguez, el responsable de esos dos grandes discos, Cold Fact y Coming from Reality. Sí, Rodriguez, el eje central de Searching for Sugar Man, el largometraje de Malik Bendjelloul que acaba de ganar el Oscar al Mejor Documental.
La cuestión es que Forn, un escriba experimentado, alguien a quién suponemos no habría que explicarle la intención -la búsqueda, la idea- detrás de la estructura de una obra, se orina plácidamente sobre el documental de Malik Blablájelul, arruinando TODAS las elecciones hechas por su director.
Es necesario aclara que Searching for Sugarman es una de las películas más interesantes de los últimos años, que narra una historia real -de ribetes surrealistas- con una pasión, una delicadeza y una intensidad inéditos. Malik Berdulojulol logra dosificar la información con inusual maestría, logrando que el espectador se sumerja en la increíble historia de ese genio llamado Rodriguez. Un documental sobresaliente, una historia conmovedora, un personaje insuperable.
El gil de Forn, en una torpe y vergonzosa seguidilla, no sólo CUENTA la película, sino que ahonda en detalles que directamente arruinan uno de los más intensos e interesantes procesos que ha dado el cine en 2012: el derrotero trazado por el director del documental para que siga su público, con el simple uso de la dosificación de información, proceso elevado al punto del arte, aquí. Y el GIL lo cuenta todo. Así, cuando veas la película, no tenés ninguna sorpresa, no disfrutás de ese camino que te proponen recorrer.
Estamos de acuerdo, lo que hace de Searching… una gran película no es sólo lo que cuenta y la forma en que lo hace (la dosificación de la información), sino la creación de climas, esa lograda sensación de intimidad y la asombrosa destreza de un director para capturar la esencia exacta de un artista tan particular.

Pero que el documental tenga otros méritos no justifica que un tipo -un gil- que tiene que escribir una columna semanal salga del paso arruinándola para los desprevenidos lectores. Es un poco insólito que un gil con varios premios encima, una buena cantidad de libros publicados y mucha experiencia, no entienda que lo que está haciendo está MAL. Que es peor que arruinar el final de Sexto sentido, Bajos instintos o El juego de las lágrimas. Que está accionando en contra de una película que parece haberle gustado, en contra de de sus lectores y, sobre todo, de un creador a quien él mismo aplaude (sí, el mismísimo Malik Baruyololol). Juan Forn: sos un gil. ¿Acaso alguien arruinó la trama de alguno de tus libros y por eso te vengás con el universo? ¿No encontraste mejor forma para hablar de una película que arruinarla? ¿No le pudiste buscar la vuelta a la historia de Rodriguez y tuviste que recurrir a COPIAR el proceso del documental?
Juan Forn, gil o no gil, no es crítico de cine. Su nota dista mucho de ser una crítica y no busca serlo, por supuesto, pero se vuelca hacia esa sucia enfermedad actual de menospreciar el talento ajeno arruinando su obra, a fuerza de spoilers.
Si se trata de elegir cómo contagiar una película -atraer potenciales espectadores, esparcir la alegría que uno vivió como espectador- hay cientos de formas. No es necesario ser crítico, ni siquiera de los modernos, cuyos análisis no exceden los cuatro renglones porque es para internet. Sólo es necesario entender la película -o el disco, o el libro, o lo que sea- y contagiarla respetándola, en su buena ley. No ser un gil.
Pulgar abajo a la nota del gil de Juan Forn que, no, acá no la vamos a linkear. Espero que no la hayan leído antes de ver Searching for Sugar Man. Si es así, ustedes han sido víctimas de un gil a quién quizás, habría que sacarle el registro para escribir, algo que hay que hacer con mayor responsabilidad…
Hombre grande…

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