Largó el asunto, los directores pasan y nosotros quedamos. Y todo más o menos parecido; muchas pelis, mucho para explorar, algunos cuantos números puestos y la siempre desconcertante noticia de que hay un montón de cosas que ni siquiera registramos. El mundo es ancho y largo.
El festival empieza hoy pero empezó ayer con una presentación que no nos interesaba mucho y cinco películas en el malba. Allí fuimos. Dejé la bicicleta en la puerta y me dirijí al bar del museo preparándome para la tarea de saldar de entrada mi situación con Chantal Akerman. Me iba a salir caro. Les aviso muchachos que una medialuna en el bar del museo cuesta 1.50. Gracias. Pero todo muy coqueto. De Akermann solo había visto dos films y siempre salí con la duda de si lo que acababa de ver no era una soberana boludez. Para hablar claro; pero siempre con la duda, lo que es interesante también. Como con algunas películas de Rohmer, no me digan que nunca les pasó. Bué, me volvió a pasar con:
Jour et Nuit. Al lado mio la señora Beatriz Sarlo reía beatífica. Problema de generación supongo. Entiendo también que es un bocadillo para el intelectual y el comentario. La identidad, lo femenino, el azar y la causa, el amor, la imágen. No falta nada. La película es bastante simpática, hay que reconocerlo, pero al margen de la risa de Sarlo un novio enfurecido gritaba a pesar de los intentos de la novia de que no levante la voz, !es un embole!
Y si, bastante embolante. Actuaciones monocordes que recuerdan cierto teatro, se puede dar la variante drama o la variante comedia; siempre sin matices. La dejé a Beatriz beatrífica y salí a tomar aire a la espera de:
Chantal Akerman por Chantal Akerman. Que se proyectó precedida por Saute ma ville del año 1968, miren sino soy valiente eh!.
Este corto es una de sus primeras cosas, allí una regordeta Akerman de tan solo 18 años se burla del ama de casa que ella hubiera debido ser. Tal vez, en otra época. Es bastante sorprendente ver a una cineasta con esa cara de mocosa. Debió ser sorprendente en la época, Chantal niña prodigio. Está bien también que se vea en un museo. Leo justamente que desde hace un tiempo ella se decica a presentar instalaciones. Creo que su cine programático encuentra allí su mejor medio. Me queda claro al ver este documental autoretrato. El susodicho consta de la lectura de parlamentos por Chantal misma más un collage de muchos de sus films. Se ven allí escenas más que interesantes. Un triste casamiento judio; una simpática escena de baile de adolescentes que me recordaba la sueca Show me love con sus pequeñas, lesbianas, otras escenas kitsh de diverso orden. En fin, muy bien verlas paseándose por un museo de salas blanquísimas, paredes vacías y pantallas ultrachatas con las locuras de Chantal. Otra cosita, la Chantal de treinta años después es otra persona aún más interesante que la niña que fue y no es poco. Atrás mio en la sala el Frank Zappa argentino (ver encerrados investiga) murmuraba cosas que no llegué a comprender.
No fue todo amigos, me quedaba:
Hollywood North de Peter O´Brien. Simpática peli canadiense acerca de la filmación de una pelicula en lo que todos esperaban sería el comienzo de una nueva industria. Allí quedó el asunto. Basada en un hecho real, una ley de promoción de cine canadiense devolvía impuestos, así que algunos aventureros salieron a hacer negocio y para ello trataron de conseguir alguna estrella yankee que garantizara éxito, la película termina pareciendose mucho a Cecile B Demented de John Waters. Es que la realidad puede ser más paródica que el cine mismo. Atención que los subtítulos son más vale indicativos que otra cosa. Todo por hoy (ayer)
Dj malhumor.