Ya me habían advertido sobre el poder de Kobayashi para meterse debajo de tu piel, pero no pensé que me iba a exasperar tanto. O que iba a ser un poder cuasi maléfico. Closing Time, con su pretendida atmósfera «tomwaitseana», resultó una experiencia agotadora, inacabable, por más que intenté dormir con fuerza. Las idas y vueltas de los personajes, la constante sensación de que podría estar pasando esto de la misma forma en que podría estar pasando aquello y esa poca ligazón con la lógica -que en muchas películas puede ser bienvenida-, fueron demasiado para mi agotada cabeza. Tom Waits las pelotas, che. Pese a que obviamente está «basada» en el disco homónimo de don Garganta de Lata, es sólo una referencia superficial, una pésima y obvia interpretación de intenciones, que llegan ala obviedad del que está todo el tiempo con los codos en un bar. Me pregunto, ¿cuál será la fascinación enfermiza entre Waits y el público del Bafici? ¿Existirá, realmente?
Bué, la cuestión es que además de plantearme la posibilidad de huir durante unos dos siglos (creo que fue lo que duró la película), me la pasé preguntándome por qué gritan tanto estos chabones y por qué no había una historia concreta, más palpable. Llegar al final de Closing Time fue un logro. Sin embargo, tras un rato de debatirme entre un reparador descanso y un segundo embate, me mandé de cabeza a ver Bootleg Film, del mismo director, en la misma batisala. Y la verdad, no me arrepiento.
La historia es sencilla: un policía y un yakuza, mejores amigos, viajan al velorio de una mujer muy importante para las vidas de ambos. Los secretos no tardan en dejar de serlo y la cosa se va poniendo cada vez más tensa. Sin embargo, el humor asoma su horrible rostro, ya sea desde lo ridículo de algunas situaciones o lo insólito de algunos diálogos, cinefilia moderna de por medio.
En un hermoso blanco y negro, los personajes de Kobayashi se pasean por unas rutas nevadas, acentuando todos los tipos de contraste que uno pueda imaginar, demostrando que en realidad no lo son tanto. La frase anterior pretende ser una aguda observación sobre la aguda observación del director alrededor de la relación entre un cana relativamente maloso y un yakuza simpaticón.
Si en Closing Time Kobayashi fallaba a la hora de componer una película nocturna e intimista, como el primer disco de Waits, en Bootleg Film se acerca más a lo que evidencia desde el discurso de sus personajes: una película de Tarantino. Quizás, el proyecto surgió como una parodia a la cinematografía de nuestro cineasta arrogante preferido. Sin embargo, el resultado parece decir todo lo contrario. Sea como fuere, la película no está nada mal. Nada mal.

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2 Lectores Comentaron

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  1. Diego on 3 mayo, 2008
    Me gusto mucho "Man walking on snow", la pase muy bien viendola. Estubo muy bien la escena de los dos hermanos hablando y comiendo carne en el bar.
  2. Gomeka on 18 abril, 2008
    que tipo curioso este kobayashi, debe tener algun efecto magnético. mi experiencia con el pasó por otras películas.
    sin esperar nada de ella fui a ver ¨The Rebirth¨. Empezó tranqui, los personajes hablando en una entrevista, el padre de la chica asesinada, la madre de la asesina. Y asi de repente la cosa cambia, un año mas tarde, ella y el mudados a un mismo pueblo, tan cerca y sin saberlo, siempre a punto de cruzarse, en el comedor, en el almacen. Kobayashi cambia completamente el registro, baja la vara del drama a cero, nada de palabras, nada de emociones, solo rutina y repeticion, pequeñas escenas cotidianas una detras de otra hasta que finalmente ellos se cruzan y las escenas cotidianas continuan igual, o casi igual, mecanicas, sin palabras. Hasta que uno se da cuenta q esto q en otra pelicula sería una boludez empieza a tomar sentido, que por mas repetitivo que sea, nunca sabemos que vendra despues: si las ultimas dos veces que paso por ese pasillo se la cruzó a ella, se la cruzará esta vez? no. y luego si. no se sabe. todo se vuelve expectativa, y todo esto sin cambiar el tono dramatico. cada cambio en la rutina, en la comida, en lo q sea, es lo unico q nos habla de lo q sienten los personajes. cada pequeña alteracion dramatica es como un golpe enorme. cuando entendemos esta dinamica empezamos a sentir algo asi como un goce intelectual cad vez que se cambia de escena. a esta altura uno solo espera q el final esté a la altura de las circunstancias. y lo está, pq cuando vuelve la palabra lo hace con una fuerza increible.
    para mi, LA pelicula del festival. pequeña, profunda, extrema y de un rigor formal que es de lo que se debería tratar este festival.

    pero volviendo a Kobayashi, hoy decidí ver Man walking on snow, al punto de salir antes de la peli de Ferrara para llegar a tiempo. y estuvo bien, pero nada q ver con la otra, nada q ver.
    y sin embargo ya tengo entrada para Bashing mañana...
    yo no se que me han hecho tus pelis

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