Yo no creo que Bummer Summer pretenda ser un film sobre la incertidumbre de los adolescentes o una moraleja sobre lo importante que es el viaje por sobre el destino (aunque la última secuencia subraye esto). Sí creo que la ópera prima de Zach Weintraub, en un mar de películas indies donde “no pasa nada” y la incomunicación es un tópico obligado, se destaca por su sobriedad. Acá lo que sucede en ese verano plomazo no parece cambiar al trío protagónico: Isaac, su hermano mayor y la ex novia de éste.
Por lo tanto, este road trip (que sí, vamos a caer en el lugar común, le debe mucho a Extraños en el paraíso; está en blanco y negro y todo) no es más que una sucesión de hechos anecdóticos donde la intensidad dramática nunca llega (las decisiones/confesiones más difíciles pasan de largo y dan lugar a otro momento mundano) y donde Weintraub apela al humor para revertir los clichés. Acá, que el protagonista responda a casi todo con un “no sé” no resulta impostado sino más bien divertido y paródico. Desde los primeros minutos, uno sabe por dónde va Bummer Summer y, en consecuencia, se prepara para disfrutar de esas situaciones contenidas, que ni llegan a emocionar ni tampoco generan tedio. En esencia: sabemos que no van a ninguna parte. No, yo no creo que Bummer Summer pretenda ser más de lo que es ni le exigí demasiado tampoco. Porque si tengo que elegir entre un retrato adolescente pretencioso y vacuo o uno hermoso desde lo visual aunque narrativamente modesto…qué quieren que les diga, yo me quedo con el modesto.
Dato: Zach “discípulo de Jarmusch” Weintraub declaró que su próxima película será similar a Bummer Summer pero que transcurrirá en Argentina. ¡Indie Alert!
Milagros Amondaray
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