Brazzaville

Acá una noticia: hay un montón de gente feliz allá afuera. Una de ellas se llama David Arthur Brown, aka Brazzaville. Espero encontrármelo algún día por ahí, después de todo es un viajero incansable. Es una especie de Manu Chao sin la rabia. Algún malvado dirá que sin el espíritu rebelde, casi se me escapa la palabra revolucionario. Un espíritu libre, un dandy ilustrado. Es un Pángaro pero bien; es el amigo que vive en Barcelona; es el Beck de los discos acústicos. Brazzaville es la capital del Congo y supuestamente la ciudad con la peor calidad de vida del universo. Y el nombre no es un chiste irónico; es una declaración de principios. El viajero quiere estar allí y de seguro descubrir su belleza. Es un Jack Johnson pero bien (bah…yo lo quisiera de amigo a Jack, ustedes no?). El ante último disco de 2011 tiene un nombre hermoso y es otra declaración de principios: Jet Lag Poetry. ¿No es genial? Es Burroughs en Tánger; mi amigo Nestor recorriendo América jugando al fútbol en los sesenta; Spinetta haciendo dedo por Europa (después volvió y engendró a esos hijos, vieron lo peligroso que es el sedentarismo?). Los nombres de los otros discos también hacen soñar: Morro Bay o East L.A. Breeze. Y están las canciones claro. Siempre gentiles, inspiradas, maravilladas con el mundo y sus personajes; llenas de atardeceres y conversaciones trasnochadas, del rumor del mar y la lluvia repiqueteando en los techos.
Su biografía dice: He was a runaway who later became obsessed with low budget travel and poetry. He traveled through Asia, South America and Europe for many years. Along the way he learned to play the saxophone. Llego a ser el saxofonista de Beck en Odelay y Midinite Vultures pero su naturaleza pudo más y se fue por ahí.
Sonambulista se llama el segundo disco de Brazzaville para los que quieran saber más de qué va. Está todo en el título. Una bossa nova desvelada, trastocada, mezclada con muchas otras cosas. En la página del grupo http://www.brazzavilleband.com se puede leer su manifiesto y las cosas que les gustan, entre ellas: las camionetas viejas, los árboles de cocos, early mornings, los lavaderos, los panqueques de banana; los dientes separados (lo que estaría presagiando una chica por venir.). Se ha establecido en Barcelona que es una buena ciudad para siempre volver como nosotros siempre volvemos a Buenos Aires.

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