Una de las primeras cosas que nos dejan saber, es que Plutón no existe más. Que de la noche a la mañana pasó de ser un planeta a ser un número, gracias a una convención de estudiosos de la astronomía. De Plutón a 134340. De ser una entidad concreta, puntual (¡un planeta!) a una abstracción, unos cuantos dígitos. Plutón, acá, es el universo en el que se mueven los jóvenes, un lugar en donde el compromiso con el lugar en el que se vive (ese medio país canadiense que busca la independencia) es un tema candente, donde se hace patente la falta de verdaderas raíces y el bienestar se transforma en un pequeño problema. Clase media, vacío medio.
À l’ouest de Pluton es inteligente de ratos (cómo presenta a los personajes, en plan clase de ciencias), inocente en otros (cierta declaración amorosa), divertida y fácil de transitar. Una especie de viernes a la tarde. Al final, la referencia inevitable es la del John Hugues pesimista, ese que asegura que cuando crecés tu corazón se muere.

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