Ay las coproducciones. Esta es holando española, y da como resultado a dos hermanitos bilingües que pasan de Holanda a España en moto, sin papeles y aparentemente en cuestión de horas. Bien, vemos que el realismo no es el punto en este film. Ya lo dice el título: por los hermanos Grimm, esos de Hansel y Gretel, que por supuesto es el punto de partida del film. Que después delira, no hay problema, eso es exactamente lo que los holandeses piensan de España: que allí cualquier cosa puede suceder, hace calor, siempre brilla el sol, la gente se mata por nada y todavía hay pueblos fantasmas para tener duelos de western (probablemente en Almería, la zona retratada en Ochocientas balas). Ah, los hermanitos, incestuosos ellos. Pero no como los de Bertolucci: estos apenas amenazan. En fin, simpática, podemos decir. Y hasta ahí.