#27mdqfest – Competencia Latinoamericana – El Bella Vista (Alicia Cano)

El lugar que sirve de punto de partida diegético y geográfico es la ex sede del club Bella Vista de Durazno, Uruguay. Ex centro recreativo y de formación de hombrecitos, el minúsculo local fue transformado en prostíbulo de travestis primero y en iglesia después. Esa es la historia que Alicia Cano se encontró leyendo el diario y que convirtió en un documental ficcionalizado, en el que los personajes son representados por sus propios protagonistas.
(Aviso: Voy a dejar de hablar impersonalmente por este párrafo, pero puede que vuelva a hacerlo en el próximo). En general no me gustan los documentales que se mezclan con la ficción o que dramatizan lo que que quieren documentar. Me enfrían. El juego sobre los pliegues entre realidad y la ficción es, a veces, interesante cuando manipula leyendas o discursos chocadores, pero otras veces simplemente enfría la historia. La distancia que genera el artificio rompe un poco lo emocional y no me gusta. Pero en el Bella Vista hay una dramatización transparente que conjura en parte esa neutralidad, porque muestra a los personajes en la mismo producción de su representación, hasta el punto de que podemos verlos organizar una metarepresentación o bromeando sobre su propia puesta en escena.. En una escena tensa, la travesti que es madre adoptiva confía los problemas que la silicona genera en su cuerpo a la madre biológica de su hijo, hasta que en un momento las dos se tientan y no pueden parar de reírse. Ese momento extradiegético no es un mero blooper, sino que sirve para revelar mucho sobre cómo se relacionan con la representación/verbalización de su propio drama, mucho menos solemne y lastimeramente de lo que nuestra buena conciencia nos manda a creer.
La película tiene otros méritos importantes, pero destaco (o se destaca) el de no demonizar a los que, sin querer o con querer, discriminan a los travestis. Otro documental hubiese quizás optado por la postura burlona o agresiva, pero Cano tiene un profundo respeto por los que piensan como nosotros y también por los que no. Eso se nota en la pantalla, y tal vez haya sido lo que generó que durante su proyección en Durazno, las religiosas se disculparan con los travestis, estas las terminaran consolando y hasta el mismo patriarca super macho del lugar aceptara que quizás debería repensar algunas cosas.
Es cierto, a las actuaciones y al ritmo quizás no les sobre nada, pero no por eso “El Bella Vista” deja de ser una muy buena historia sobre cómo un mínúsculo local con techo de chapa puede demarcar un sinfín de dicotomías como público/privado, aceptable/inaceptable o tradición/ruptura en un pueblo pequeño. Y además está contada por sus propios protagonistas con humor, ternura y una gran cantidad de siliconas.

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