Molly en el cielo con diamantes

Me había olvidado pero hace dos viernes fui a ver a Molly Nilsson. Que sería algo así como la hermana del cuñado de un amigo. Más o menos. Todo para tapar que me la confundí con Sally, su hermana famosa. Porque John Maus, tecladista de Panda Bear y Ariel Pink grabó hace un tiempo un cover de Molly que es la canción más hipnótica de los últimos años: Hey Moon. Estaba en la puerta del centro cultural Matienzo tratando de escabullirme porque estaban las entradas agotadas y terminé con una chica de prensa y le dije: Yo la conozco a Sally porque escribí sobre ella antes de que viniera a la Argentina (según Allmusic pasó dos meses acá y grabó un disco). Cara de muy ofendida. ¿no será Molly? Sí ella. Je. Puedo haber dicho incluso sí, ella, Molly Nilsen. Puede ser. Se me nubla. Entonces apareció la mismísima Molly – tan alta y rubia que se la ve venir desde lejos – y para salir del papelón le pregunté si iba a hacer Hey Moon. Y me dio la primicia: Nunca la hago en vivo.

Nos fuimos al bar de la esquina a comer una pizza. Vimos el final de Estudiantes – Defensa y Justicia y conseguimos entradas. Llegamos para la última banda del Line Art Festival (porque todo el asunto era un festival): Era una chica con una actitud que no me gustó nada de la que tampoco sabía ni supe el nombre pero que a diferencia de Sally/Molly creía que la debíamos conocer todos. El baterista era Samalea y el guitarrista Kabusacki que haciendo rock – digamos – estaban algo perdidos. Pensé que se trataba de otro caso del flagelo de los hijos del rock (Garcia, Cerati, uno de Manal) que vengo pegando al hilo ya que los meten de onda antes de alguien que sí querés ver. Pensé que se trataba del caso ya que la piba tenía el aire de soy artista y famosa y tengo músicos invitados. Pasó. Siendo la 1.30 AM estábamos bastante cansados que fue lo mismo que dijo Molly antes de arrancar (y que además estaba un poco borracha). Synth Pop con computadora y un vestido de baile de promoción. Muy bien para película de David Lynch. Ella escribe, produce y edita todos sus discos desde Estocolmo/Berlin/Bs As. porque para qué tener una banda de pibes atrás mío si lo puedo hacer sola. Es toda una declaración, como su voz que viene desde el frío y contrasta con la melodías más pegadizas que puedas imaginar (Erasure in mind). Dicho esto que habla por si solo, Molly habla mucho. Tal vez fue el alcohol pero se explicó todas y cada canción al tiempo que decía no debo hablar tanto. Seguramente Philiph K. Dick no le dedicaría un libro como el que le dedicó a una de sus esposas diciendo: ¨A Anne, que con su silencio me dejó trabajar¨. En fin. Muchos piensan que Dick fue un visionario. O un psicótico. O ambas cosas. Hey moon.

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