Aquí, las variaciones son las siguientes: un director de cine vuelve a Seúl después de pasar unos años en EUA, en busca de un amigo a quien no ve hace tiempo. Más tarde, en un bar, mientras conversan y beben (soju, claro), recordaran a un antiguo amor compartido y decidirán ir a visitarla. Después de idas y vueltas, geográficas y en el tiempo, el final encontrará a uno de los personajes masculinos, sólo, en el medio de la calle, paralizado en algún lugar entre el presente, el pasado y el futuro. Su única esperanza de abandonar ese estado, quizás, sea la que indica el título.
En este, su quinto film, se confirma una sospecha: es imposible que Hong Sang-soo dirija una película mala.
(Una versión reducida de este texto fue publicada en el catálogo del BAFICI 15).
Marcelo Alderete