Antes del partido contra Nigeria por la última Copa del Mundo, el plantel de la selección croata se juntó en un microcine y todos juntos vieron “Vatreni”, este documental producido por los mexicanos Edson Ramírez y Alfredo Sánchez (sí, mexicanos), que aborda el breve pero intenso proceso entre el fin de Yugoslavia, la independencia de Croacia y la conformación de la selección de fútbol que lograría la hazaña de alcanzar el tercer lugar en Francia 1998. Y si un entrenador de fútbol elige una película para motivar a sus dirigidos, es de esperar que la película tenga un tinte más épico que reflexivo, más emocional que analítico. Y así es. Los primeros veinte minutos son los más ricos. Si bien el montaje es conservador, las imágenes de archivo sobre aquellos días finales de Yugoslavia, y especialmente sobre ese derrumbe del cual el fútbol fue testigo y vehículo fundamental son sobrecogedores y valen por toda la película. El video de aquel partido entre el Partizán de Belgrado y el Dinamo Zagreb croata, con una batalla campal terrorífica que termina con la mítica patada de Zvonomir Boban a un policía serbio, y los relatos de muchos protagonistas, refrendan aunque sea de manera superficial la extendida tesis de que el partido fue un detonante clave en la progresión de las hostilidades.

Sin profundizar demasiado sobre ese conflicto de identidades —muchos de los jugadores croatas de aquel momento habían jugado para la selección yugoslava e incluso disputaron aquel último juego en Italia 90 contra la Argentina de Maradona y Goycochea—, enseguida la película se mete de lleno en la conformación de Croacia como equipo de fútbol. Lo que significaba poder jugar juntos como nación, la culpa de ser jugador de fútbol mientras el resto del país peleaba, lo que significó la selección para afianzar la autoestima y esperanza de la nación. Cuestiones válidas, pero que van conformando un relato sin fisuras, la construcción de una leyenda, con una música incidental que refuerza las ideas y recuerdos de esas cabezas parlantes y la van volviendo de a poco en algo no muy diferente de una producción de TyC Sports, con todo lo que eso implica. Un video motivacional. De lado queda cualquier tipo de complejidad entre la relación entre fútbol y nacionalismo, especialmente en un lugar como Croacia, donde los neonazis han tomado un lugar preponderante y hasta alguna vez la selección tuvo que disputar sus partidos de local en otro país después de que en el Estadio Nacional de Zagreb apareciera el relieve de una esvástica en el césped durante un partido de eliminatorias. Seguramente Vatreni sea insuficiente como documental, pero como video motivador después del segundo puesto obtenido por los croatas en Rusia 2018, ¿quién puede negar Vatreni tiene su eficacia?

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