Todavía en el día de ayer. Estoy de vuelta. Segunda película
El tiempo del Lobo, Michael Haneke.
Película de género apocalíptico. La podríamos situar entre dos parámetros, las películas de este género, más bien de clase b y el tratamiento de la alta literatura, desde La Peste de Camus hasta Ensayo sobre la ceguera de Saramago. En un coctel explosivo que la hace una seria candidata al clavo de oro del festival tiene lo peor de ambos. Es decir, la tosquedad de la clase b bien b y las pretenciones de la películas de género artísticas. Una catastrofe no identificada aisla a distintos grupos autoorganizados en una zona rural. Esperan un tren que los saque de allí, sin agua, ni comida y el hombre vuelto lobo de hombre. Se pueden imaginar. Desde el minuto diez cuando todo queda planteado ya querés que termine. Es una película chillona llena de niños que lloran, madres histéricas y hombres malos que se aprovechan de la situación. Por supuesto que se trata de realismo europeo y no esperamos un héroe que se haga cargo. En el mejor momento la muchedumbre junto a unos vagones abandonados nos trae feos recuerdos de ghetos reales en catastrofes reales. Pero pasa. La fotografía también es lograda aunque no alcanza, hasta molesta y para peor de todo hay que remontar a Isabelle Hupert que a esta altura es la Cecilia Roth francesa (se entiende no?). Alguién dirá que peor es Juliette Binoche. Cada uno con sus fobias. Haneke era un director que nos gustaba y que empezó a empeorar a medida que ganaba premios, si no hace algo pronto pasará al listado extenso de los directores sobrevalorados (cada uno tiene su lista, el nombre que me vino a la cabeza fue Teo Angelópoulus). Prueba que la condición de autor en el cine a diferencia de la literatura no se sostiene tan bien en el tiempo sin hacer alguna película buena de vez en cuando. Salgo agradecido del cine porque me soltaron
This so-called disaster, Michael Almereyda.
Entré sin preguntar porque Michael es uno de nuestros favoritos entre favoritos en ese género de independientes americanos con el que crecimos. Pero bueno, como de esos grupos que queremos escuchar todo, no todo está a la misma altura. O mejor, cada cosa en su lugar y este es un buen documental para Film & Arts, de esos con los que te engachás haciendo zapping. La cosa que estaba allí sentado en la sala viendo a Sam Shepard dirigiendo un ensayo para una obra que escribió acerca de su padre. El elenco prometía, Sean Penn y Nick Nolte entre otros. Pero bueno. Las historias personales están muy bien, pero los comentarios acerca de la actuación y el teatro no aportan nada interesante a no ser que las dicen unas personas famosas. Y aunque Shepard es alguien que sentimos cercanos por afinidad intuímos que la obra es mala. En fin, dos hermanos algo borrachos discutiendo frente al ataúd del padre muerto. Me encanta Carver y este sitio en el que escribimos lleva un nombre que le rinde homenaje. Digo, me gusta el naturalismo, no entiendo esta variante gritona de borrachos. Insisto que no hubiera estado mal en la tele. Lo mejor es Nolte a esta altura un personaje incluso en sus cosas más banales, un Keith Richards que no necesita cantar.
Dj malhumor