Far side of the moon, Robert Lapage.
Joyita de último minuto cuando estábamos en la altura del festival en que sólo vamos a lo seguro. Nani Moretti es a esta altura un género, tal es así que incluso nombra a quienes lo precediron como Woody Allen; teníamos al Moretti israelí (Avi Mogravi) y ahora tenemos al quebecúa (provincia francoparlante del Canadá). Lo parecido es la fuerte personalidad, el humor repleto de autoironía, el cine como ensayo. De ahí para acá todo distinto. Hay una mirada personal pero desde el vamos es doble, Robert Lapage (actor, director, cineasta) es aquí él y su hermano. El hermano es el gay, la fijación materna es suya; suya es también la fijación con el espacio, pero su hermano es el dueño del tiempo. Sí estos directores son casi por definición enfermos imaginarios, el Lapage principal tiene un tumor (porque hay algo no ficcionable alrededor de esto). Sí en todos los directores que hacen de sí su personaje hay una autoparodía para transformar esa debilidad en fortaleza, aquí encontramos del principio al final una profunda melancolía; una tristeza de la inteligencia que una vez que ve, ya no puede hacer que no ha visto. Pequeña pero filmada con firmeza, graciosa y amarga al mismo tiempo en su plácido transcurrir, siempre inteligente (pero sin buscar el chiste, inteligente, sin más). Hallazgo.
santiago b.