¡Qué lindo que es escuchar por primera vez a una banda de la cual uno lee crítica tras crítica a favor!. Y qué lindo coincidir con ellas. Lindo y raro.
Jason Molina, fundador, compositor y único miembro estable del proyecto Songs: Ohia puede ser comparado con un Bruce Springsteen, un Bob Seger o, en un caso de extremismo extremista, un John «Ya-no-más-Cougar» Mellencamp. Sin embargo, sus estructuras compositivas lo acercan más a Neil Young, a Lambchop, a empresas un poco más ambiciosas, más arriesgadas. Con una clara influencia del rock setentoso y un fortísimo olor a establo estadounidense, Molina crea climas cargados de guitarras que juegan todo el tiempo con los límites entre el country, el rock alternativo y el folk, definiéndose hacia uno u otro lado en cada track, en cada coro, cada golpe de la batería, pasada del violín o aparición de la mandolina.
Cargado de melancolía campechana, con canciones tan poco pretenciosas como directas, este disco sería uno de los más amigables para el nuevo oyente. O sea, aprovechen si aún no escucharon a la banda; dan ganas de conseguir sus trabajos anteriores, discos, EPs y todo eso.
Magnolia Electric Co. es un excelente intento de democracia musical que le da paso a gente como Jennie Benford, que canta en Peoria Lunchbox Blues casi como si fuera la larguirucha Chan Marshall de Cat Power, dejando ganas de un dream-team Molina-Marshall. Lawrence Peters, en The Old Black Hen, arrulla esa «canción de cuna de mala suerte», un clásico del género. Ni siquiera la presencia de quienes, con maestría, ejecutan los instrumentos pasa desapercibida, gracias al productor del disco, un tal Steve Albini, comocido por sus trabajitos en Nevermind, Surfer Rosa y Rid Of Me, algunos títulos que no necesitan más aclaración.
El disco empieza y termina con dos canciones que superan los siete minutos de duración, cerrando un poco el concepto: el track 8, Hold On Magnolia es una rendición ante los pies del Oh Sagrado Espíritu del Country, mientras que el track 1, Farewell Transmission debería figurar en todos los rankings de rock alternativo del mundo, obligando a muchos de nosotros a que se nos pegue ese «long dark blue… listen» que cierra el tema. Si no me creen, consíganlo. No sólo no se van a arrepentir sino que me lo agradecerán.
Pablo Conde
En pocas palabras: ¡Eso sí que es pereza! ¡Lee lo de arriba que son pocas palabras!
Recomendado si te gusta: Lambchop, el bife de chorizo.
Para escuchar: A toda velocidad en tu Ford 100, con los faros prendidos, de noche.
Dijo Víctor: ¡Sacá a ese grasa que me da fiebre de heno!
Linkología: https://jasonmolina.com/