Para aquellos a los que les gusta el fútbol y, a la vez, son apasionados del misterio, como Juan Schnitman, conciliar ambos intereses puede resultar complicado. Especialmente Ahora que el fútbol está hipermediatizado e hipervinculomediatizado, es difícil no toparse con cualquier detalle insignificante por las pantallas de nuestras vidas.
No es la primera vez que tenemos acceso a la intimidad de algún equipo. Ni siquiera es la primera vez que tenemos la ocasión de ver la de un equipo del ascenso. Basta recordar “Atlas, la otra pasión”, reality show que, como es propio del género, era mucho show y poco reality. Allí todo estaba cargado de un sentimentalismo exacerbado, de una grandilocuencia que no encajaba muy bien con el relato de un gris empate con Juventud Unida.
Pretemporada, por suerte, no es nada de eso. Esta nueva película de Juan Schnitman nos invita a redescubrir o reinventar el misterio en el fútbol. Y lo hace a partir de entrometerse en el vestuario, hotel, campo de entrenamiento y micro durante una pretemporada del Quilmes de Alberto “Beto” Pascutti. Sin ningún tipo de interacción con la cámara, los jugadores y cuerpo técnico aparecen y desaparecen de la imagen, dejándonos momentos de emocionante medianía en los chistes malos de Pontiroli, en los discursos cursis y poco creíbles de Pascutti o en el desconcierto de los utileros respecto a cuál es el camperón que los jugadores tienen que usar. La pretemporada, como no puede ser de otra manera, es fría, desgastante, rutinaria y pesada. La película no la maquilla, si no que nos la hace sentir en todo su rigor.
Los últimos momentos del film nos entregan los preparativos para finalmente salir a la cancha, y el arduo trabajo de la pretemporada da sus frutos, no sé si futbolística pero sí cinematográficamente. Luego de haber experimentado algo de la inclemente austeridad de la pretemporada, el momento de salir a jugar se hace sentir. La imagen queda en negro durante la arenga previa y el speech motivacional de Pontiroli y los gritos de “¡vamo!” de todo el plantel es todo lo que percibimos, quedando atrapados en ese rito prepartido en el que ya está, ahí se define, o le se le gana a Platense o se pierde (al final empataron 0 a 0), pero ya no es más un ensayo, sino la razón de tanto ensayo.
Se suele decir la gansada de “no sólo para los amantes del fútbol”, pero esta vez es cierto. Pretemporada nos permite sentir los rigores y las esperanzas de los ensayos hasta la agonística arenga final. Hasta ese momento único en la vida en lo que sólo resta decir: ¡Vamo’ eh!
Juan Upma
*Pretemporada se exhibe los domingos de julio a las 19 en el microcine Godard, Maipu 960