Ir a Corea (invitado por un festival de cine fantástico para ser parte de su jurado) es lo suficientemente extraño como para que todo lo que suceda a partir ahora suene normal. Sin embargo, al contar que viajaba por la aerolínea Emirates y que debía hacer el trasbordo en el aeropuerto de Dubai, todo el mundo volvía a sorprenderse. Mientras escribo esto todavía no conocí el aeropuerto de Dubai y me encuentro en el aire en algún lugar entre Europa y Asia. Por ahora mi experiencia con esta renombrada aerolínea es que las azafatas retoman algo olvidado en el tiempo o, quizás, perteneciente a un imaginario de los años 70 (imaginario que quizás le debemos al cine y la publicidad y no a la estricta realidad), y es que las azafatas son todas lindas y extremadamente amables. Aparte de eso, solo puedo contar que el servicio es igual al de todos lados, solo que mil veces (o algo así) mejor. Todo es más limpio y la comida se sirve más seguida, con cubiertos de verdad, cuchillo, tenedores y cucharas de metal (o lo que sea) que siempre están exageradamente fríos, suponemos que por motivos de higiene. El viaje, dividido en tres tramos, se detiene primero en Río de Janeiro, en donde se bajan mis dos compañeras de asiento, dos chicas argentinas hermosas y parlanchinas como sólo pueden serlo las chicas argentinas.
Por ahora mi actividad durante el vuelo se redujo a comer, no recuerdo haber cenado, desayunado y merendado tantas veces seguidas y en forma tan desordenada (aunque en verdad creo que ellos están al derecho y yo al revés). El resto es dormir, leer y mirar películas. Aunque ahora que lo escribo, esta descripción se parece bastante a mi vida diaria. Entre las cosas que veo está la espantosa THE HUNGER GAMES (versión pasteurizada de BATTLE ROYALE), una basura absolutamente innecesaria sobre la que si alguien escribió algo minimamente bueno, debería arrepentirse ya mismo. No hay nada en esta película, excepto la belleza de Jennifer Lawrence. El resto es puro narcisismo hollywoodense y actores de supuesto renombre con pelucas y trajes ridículos, seguramente tan ridículos como la cifra que cobran por hacer estas morisquetas. Veo, además, una película que había dejado pasar en su momento: WE BOUGHT A ZOO de Cameron Crowe, la cual me resultó bastante agradable en su ñoñeria. Alguna vez Daniel Melero dijo que él escuchaba los discos exitosos (usaba uno de Madonna como ejemplo), esos que vendían millones de copias, muchos años después de ser editados. Al hacer esto, evitaba todo el hype creado por los medios, preocupados por muchas cosas menos la música. Algo de esto me paso con WE BOUGHT A ZOO. Eso sí, esta película lejos estuvo de ser un éxito. También está lejos –bastante- de ser una buena película. Pero, voy a ser sincero con ustedes, debo reconocer que lloré desde el principio al final, todo mientras engullía mi comida de avión (que siempre me parece deliciosa). Hay algo sincero en esta especie de fábula en la que un Matt Damon recientemente soltero, debe lidiar con sus hijos, un zoológico y Scarlett Johannsson. Quizás ya no haya motivos, pero uno todavía lo quiere a Cameron Crowe. Aunque si uno busca motivos, ahí sigue JERRY MAGUIRE o el hacernos creer que Zooey Deschanel podía ser nuestra hermana azafata que nos heredaba todos los discos necesarios para nuestra educación musical y sentimental. O por decirnos cuál es nuestro lugar en el mundo, cuando hablando con el mismísimo Lester Bangs, nos explicó que nosotros éramos los “uncool” que no había nada que hacer al respeto, excepto sentirnos orgullosos de eso. O por que le gusta armar play-lists con sus canciones favoritas como a todos nosotros (aunque él después las transforme en bandas de sonido de películas millonarias). Hay algo en su inocencia (una inocencia consciente, eso sí) a prueba de todo que escapa a la ironía de estos tiempos. Aunque quizás, también sea la altura, la distancia y mi excitación. Ya lo dijimos, no es bueno que el hombre esté tanto tiempo en el aire. Como decía aquella película (y de nuevo los 70): el volar es para los pájaros.
Me despido por ahora. Ahí se ven las luces de las barriadas (?) de Dubai. Cuando lean esto ya habré arribado a Corea. Aunque al escribirlo todavía no pueda creerlo. La apertura del festival, alfombra roja incluida, es mañana. PIFAN 2012, allá vamos…
Por ahora mi actividad durante el vuelo se redujo a comer, no recuerdo haber cenado, desayunado y merendado tantas veces seguidas y en forma tan desordenada (aunque en verdad creo que ellos están al derecho y yo al revés). El resto es dormir, leer y mirar películas. Aunque ahora que lo escribo, esta descripción se parece bastante a mi vida diaria. Entre las cosas que veo está la espantosa THE HUNGER GAMES (versión pasteurizada de BATTLE ROYALE), una basura absolutamente innecesaria sobre la que si alguien escribió algo minimamente bueno, debería arrepentirse ya mismo. No hay nada en esta película, excepto la belleza de Jennifer Lawrence. El resto es puro narcisismo hollywoodense y actores de supuesto renombre con pelucas y trajes ridículos, seguramente tan ridículos como la cifra que cobran por hacer estas morisquetas. Veo, además, una película que había dejado pasar en su momento: WE BOUGHT A ZOO de Cameron Crowe, la cual me resultó bastante agradable en su ñoñeria. Alguna vez Daniel Melero dijo que él escuchaba los discos exitosos (usaba uno de Madonna como ejemplo), esos que vendían millones de copias, muchos años después de ser editados. Al hacer esto, evitaba todo el hype creado por los medios, preocupados por muchas cosas menos la música. Algo de esto me paso con WE BOUGHT A ZOO. Eso sí, esta película lejos estuvo de ser un éxito. También está lejos –bastante- de ser una buena película. Pero, voy a ser sincero con ustedes, debo reconocer que lloré desde el principio al final, todo mientras engullía mi comida de avión (que siempre me parece deliciosa). Hay algo sincero en esta especie de fábula en la que un Matt Damon recientemente soltero, debe lidiar con sus hijos, un zoológico y Scarlett Johannsson. Quizás ya no haya motivos, pero uno todavía lo quiere a Cameron Crowe. Aunque si uno busca motivos, ahí sigue JERRY MAGUIRE o el hacernos creer que Zooey Deschanel podía ser nuestra hermana azafata que nos heredaba todos los discos necesarios para nuestra educación musical y sentimental. O por decirnos cuál es nuestro lugar en el mundo, cuando hablando con el mismísimo Lester Bangs, nos explicó que nosotros éramos los “uncool” que no había nada que hacer al respeto, excepto sentirnos orgullosos de eso. O por que le gusta armar play-lists con sus canciones favoritas como a todos nosotros (aunque él después las transforme en bandas de sonido de películas millonarias). Hay algo en su inocencia (una inocencia consciente, eso sí) a prueba de todo que escapa a la ironía de estos tiempos. Aunque quizás, también sea la altura, la distancia y mi excitación. Ya lo dijimos, no es bueno que el hombre esté tanto tiempo en el aire. Como decía aquella película (y de nuevo los 70): el volar es para los pájaros.
Me despido por ahora. Ahí se ven las luces de las barriadas (?) de Dubai. Cuando lean esto ya habré arribado a Corea. Aunque al escribirlo todavía no pueda creerlo. La apertura del festival, alfombra roja incluida, es mañana. PIFAN 2012, allá vamos…
Marcelo Alderete con la colaboración de su Jet-Lag.