A ver: está bien, está muy bien. La película es honesta, es sensible sin ser demasiado sensiblera, el desenlace es bastante previsible pero no molesta; al fin y al cabo, no es un thriller sino un drama sociofamiliar. Dos hermanas se reencuentran en 1984 tras nueve años de separación: la que se exilió por cuestiones políticas visita a la que se fue a Texas por cuestiones económicas. Los flashes reponen lo que hace falta saber del pasado. Las actuaciones son correctas; Horacio Peña y Mónica Galán hacen lo de siempre, lo que ya saben. Ingrid Rubio (¿para qué poner una española hacer de argentina? ¿para qué?) se pasa un poquito de mambo. Pero la que salva la película es Valeria Bertucelli, realmente una actriz de primera, que se luce tanto con Rejtman como con Suar o Campanella. Está fantástica en un papel imposible: ama de casa full, en plan “no discutan de política”. La escena en la que baja del auto con las clásicas bolsas yanquis de la compra y se pierde en su suburbio es fabulosa. Bien por Valeria. Ah, y la peli va a ser de las que ganan los premios locales, tiene todo para serlo.
Marcela Basch