Película simpática, yanqui hasta la médula, bien hechita, acerca de un tierno y desopilante hecho real, si se lo mira del lado correcto (como la peli): el robo del cadáver del músico country-folk Gram Parsons por su amigo y manager Phil Kaufman, dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias para cumplir con la última voluntad de su amigo. Que era, precisamente, ser «liberado» en Joshua Tree, el famoso desierto californiano. Y allá va el bueno de Phil a pelearse con autoridades y ex novias, a esquivar a la justicia y la policía para cumplir su promesa. En el camino se cruza con hippie prototípico -estamos circa 1970- que se convierte involuntariamente en su compañero de aventuras. Hasta ahí la anécdota. Sin ser nada extraordinario, la peli funciona, es divertida, tiene excelente música (la del muertito, claro) y refleja un cierto espíritu setentista, y no tanto: amistad ante todo. Disculpen que suene a lo Cris Morena, como diría Dj Malhumor.