Mi prima dijo que ya había hablado con sus amigas y la familia del novio para que se cuiden la cartera. Dijo también que mi primo de antes ya no estaba más; que este era uno nuevo y que podía robarse cosas para comprarse algunas drogas. Mi primo me dijo después que su hermana se había convertido en una perra y que ella no necesitaba robarles a los parientes para drogas porque trabajaba en una farmacia. Está gordo como una estrella de rock en malos años, pero es el mismo de siempre; el mismo espanta suegras y asusta viejas; si tuviera dinero sería un excéntrico, como se lo gastó todo es un problema. Hicimos una caminata el día siguiente por los caminos de tierra entre las estancias y los campos de soja; en el fondo las sierras y el cielo color magenta; el paisaje se había vuelto dramático por una tormenta que avanzaba. Se veía dos líneas de montañas; las sierras chicas primeras, las sierras grandes en el background; como estábamos en una lomada el terreno se ondulaba hacia abajo y las sierras se veían muy altas. En el atardecer los rayos se filtraron entre las nubes oscuras y dieron un efecto ¨dios baja a traernos la paz¨. No en esta familia. Yo no duré mucho y a las dos de la mañana estaba tirado bajo un árbol; mi padre caminaba por la oscuridad para no caerse al piso; todo el mundo bailaba a lo lejos; mi primo deambulaba y hablaba con todo el que se le cruzaba. Mi prima quería para su hija el mejor casamiento de todos; la novia una familia mejor. Una estancia con iglesia privada y todos los chiches; violines; sushi y pétalos de rosas. Pero a 1 km en ese pueblo de diez mil habitantes solamente se casaba uno con todavía más banca; el novio llegó en helicóptero y hubo fuegos artificiales que vimos en esta otra fiesta. ¿Irónico, no? Igual estuvo bien; comí todo lo que pude, tomé todo lo que me dio el hígado y después me desplomé. De vuelta al pueblo cruzamos un puente de piedra sobre el río; chillaban los pájaros nocturnos; la oscuridad era total y solo se veía lo que iluminaban los faros. Antes de dormirme me vi el final de la última temporada de Weeds; terrible. Me desperté todavía con la fresca y para mostrar que yo en cambio estoy sanito me fui corriendo a la casa en las sierras; siete kilómetros, cuarenta minutos; todavía tengo mucho por mejorar. Todos dormían menos el chongo de mi prima que ya había prendido el fuego. Se parece a Sandro. El disco de fin de semana fue Hola Señor Viento de Page France, mi antídoto personal. Cuando volví a mi casa un patovica no me dejaba pasar;la puerta de entrada daba al vip de los festejos de carnaval. Tocan los mismos que sonaban cuando yo iba a la secundaria; lo que fue muuuy pero muuy atrás. El patovica con una remera que decía algo de festejar y no se que mierda me quiso trompear. Mientras me dormía escuché a Los Pericos tocando el himno. Debe ser todavía el efecto de las drogas; no puede ser verdad.

Dj malhumor.

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