Antes que nada, una advertencia. En esta película NO HAY ZOMBIES. No se trata de muertos vivos. Para detenerlos no hay que pegarles un tiro en la cabeza, no son lentos y tontos, ni tienen hambre de cerebros.
En esta película, como pudimos ver en su predecesora, Exterminio (28 Days Later, de Danny Boyle), el mal que acecha es una especie de rabia extrema, que se contagia por la sangre y, sí, una simple mordida puede ser el indecoroso punto de partida del final de quienes la reciban. O sea: si te muerden te contagian y fuiste, te transformás en una especie de animal desbocado, enceguecido por el más grande de los males, importado de algún laboratorio químico inglés.
La historia de esta segunda parte se olvida de los personajes protagonistas de la primera y se ubica 28 semanas después, cuando el virus ya fue erradicado y una misión de salvación yanqui tiene todo bajo control. En una una Londres cercada, reducida a semighetto, de a poco van llegando todos los ingleses que habían estado fuera cuando se esparció inicialmente este virus. Y por supuesto, la contención viral no es tal y ese Mini-Londres se transforma en el infierno tan temido, en cuestión de horas. Todo gracias a nuestro amigo, Robert Carlyle que sí, para muchos de nosotros todavía sigue siendo Begbie.
En esta nueva aventura tóxico-rabiosa, los infectados siguen igual de furiosos y descontrolados, algo que el director, Juan Carlos Fresnadillo (el mismo de Intacto, con Leonardo Sbaraglia y Eusebio Poncela), resuelve con unas escenas de acción de esas que te hacen agarrarte de la butaca con fuerza. Ahí están las corridas de los primeros diez minutos como prueba, que si no te parten la cabeza ya lo hará algún helicóptero.
Quizás lo que falle en esta película es el guión, algo que pasaba en la primera, con la aparición de los militares, que podrían haber sido obviados completamente, pero no, ahí están, para que uno saque conclusiones obvias acerca de su rol en la trama. En este caso pasa un poco lo mismo (de hecho los militares ¡están TODO el tiempo presentes!), aunque quizás el punto débil está en la ligazón familiar de algunos personajes, que vendría a ser el eje de la historia. Pero todo esto no llega a jugarle en contra a una película que busca asustar un poco (por lo gore y los sobresaltos) y poner muy nervioso al espectador (y hay una escena, en la que los protagonistas no pueden ver, que resulta i-rre-sis-ti-ble, amigos).
En resumen: los amantes del género se van a poner contentos, los fanáticos puede que griten un poco. Y los que pasan de este tipo de filmes, donde el suspenso y la trama le dejan más espacio a la acción y el sobresalto, la sangre y los tiros, la cocha golda y el humor negro, mejor que eviten entrar en una sala que se va a llenar de hemoglobina. Y salir con los zapatos empapados de sangre puede no ser un punto a favor para muchos. sobre todo si la sangre viene… rara…
11 Lectores Comentaron
Unite a la Charlasaludos
El laburode Murphy en esta película supera todos sus trabajos anteriores. Con creces. En serio. Hay escenas que sin esa música etsarían bien, nomás. Andá al cine preparado, tus oídos se van a poner felices...
ojala puedas chekar la reseña que hice en mi blog sobre esta misma pelicula! saludos!
Muy buena reseña! Robert Carlyle es un semidios...